La trilogía de Antes del amanecer
Nota de Matias Lértora
Todos estaremos de acuerdo en que las historias de amor han inundado las pantallas de los cines (y de las casas) a través de la historia.
Desde Scarlett O’Hara y Rhett Butler en Gone with the wind (1939), pasando por Rick Blaine e Ilsa Lund en Casablanca (1942), Vivian y Edward en Mujer Bonita (1990), Francesca y Robert en Los puentes de Madison (1995), Rose y Jack en Titanic (1997), hasta llegar a Noah y Allie en Diario de una pasión (2004), Jack y Ennis en Brokeback Mountain (2005), Elio y Oliver en Llámame por mi nombre (2017), y Marianne y Héloïse de en reciente Portait de la jeune fille en feu (2019), por dar solo algunos ejemplos muy reconocidos y resonantes.
El amor, según el sol
Hemos sido testigos de todo tipo de historias como espectadores.
Algunas más trágicas y otras más felices, otras más épicas y otras más simples. ¿Pero podemos sentirnos identificados al cien por cien con ellas? ¿O solo proyectamos nuestros deseos románticos y anhelos?
Aquí es cuando irrumpe la llamada “Before Trilogy” para dar nota de que se puede ser tan épico como simple solo a través de diálogos y silencios, pero por sobre todo, la identificación absoluta que podemos sentir con Jesse y Céline.
Antes del amanecer (1995), Antes del atardecer (2004) y Antes de la medianoche (2013) retratan el romance como nadie lo ha hecho.
Primero con inocencia, desconocimiento y aventura. Luego con deseo, pasión y decisión. Para terminar con realidad y un poco de cinismo, pero a la vez esperanza.
Una radiografía de lo que sentís cuando te enamorás de alguien, la pasión de un reencuentro y el desgaste de la vida de pareja.
Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy encontraron la fórmula perfecta para narrar una historia bien intimista para que traspase, pegue bien fuerte y de forma certera.
Sin mayores despliegues y solo valiéndose de afilados diálogos, somos testigos de la construcción de un vínculo a través del tiempo. Primero vemos como dos veinteañeros se conocen en un tren y deciden pasar una noche juntos caminando por Viena.
Su pasión explota de la misma manera que la nuestra al verlos. La inocencia, los proyectos, el optimismo y las ganas de amar y ser amados. Un final abierto que dejaba la pregunta sobre un reencuentro. La respuesta llegaría nueve años más tarde con los personajes ya entrados en sus treintas y con media vida hecha.
Nunca se encontraron, pero el destino los volvió a cruzar.
Jesse (ahora un consagrado escritor) novelizó aquella mítica noche y un par de horas antes de emprender el regreso a casa hace una presentación en una librería de París. Céline estaba allí, y él había conseguido lo que quería: encontrarla.
En tiempo real se narran ochenta minutos de diálogos y caminatas en donde los personajes se desnudan antes ellos mismo y ante nosotros. Lo que fue y lo que pudo haber sido. El amor explota y traspasa la pantalla.
Otro final abierto luego de que Céline le dedicara un hermoso vals: ¿Jesse perderá su avión?
Pasan otros nueve años y nos encontramos con que Jesse no solo perdió su vuelo, sino que también se divorció, y que ahora con Céline son pareja y que tienen dos gemelas.
El escenario en esta oportunidad es Grecia y hay más personajes en el medio. Se debate sobre la vida y cómo puede ser el amor incluso después del amor. La pasión y la perdida de esa llama, las sospechas de infidelidad, lo que los une verdaderamente.
Están en sus cuarentas, ya con la mitad de sus vidas y con todas las armas para hacerse daño si se utilizan las palabras equivocadas en una discusión. Cosa que ocurre. De repente se convierten en aquella pareja de cuarentones que habían presenciado cuando se conocieron en el tren: una pelea que no se sabe bien su origen ni finalidad.
Otro final abierto. ¿Seguirán juntos?
Cine indie que pasa por mainstream
El uso del plano secuencia es una gran característica de estos films y Linklater lo ha explotado de maravillas para relucir los largos diálogos.
El director y los dos protagonistas son los responsables del guión desde el segundo film. El primero fue escrito co-escrito por Kim Krizan ya que Linklater sintió la necesidad de una voz femenina para representar bien a Céline. Cosa que luego asumió Delpy a la perfección.
Los rodajes son muy cortos y baratos. Las tres películas fueron rodadas casi con el mismo esquema: 15 jornadas y con un presupuesto de entre dos y tres millones de dólares cada una.
Pero con varios meses de reescrituras y ensayos. Primero vía mail y luego con dos meses de convivencia en un hotel.
Lo curioso es que, si bien ahora estos films son muy populares, tanto que Antes de la Medianoche recibió nominaciones al Oscar y mucha expectativa por parte del público, no siempre fue así. Antes era más de nicho.
Fueron concebidas como películas del mundo indie pero que calaron en el mainstream. “Nadie nos estaba pidiendo una continuación, solo que nosotros tuvimos ganas de hacerla.”, dijo Linklater en una entrevista.
Una historia real
Si bien los tres responsables de los films declararon en más de una oportunidad que se han basado en sus propias experiencias para desarrollar y darle voz a los personajes, el génesis de todo esto es un tanto peculiar y triste.
Resulta que en 1989 Richard Linklater viajaba en tren desde New York a Austen, y en una parada en Philadelphia conoce a una chica llamada Amy Lehrhaupt y juntos pasan el día caminando por la ciudad, conociéndose, filosofando acerca de la vida y del amor. “Voy a hacer una película acerca de esto algún día”, recuerda que le dijo y que ella se lo tomó con gracia.
Nunca se intercambiaron ni direcciones ni números de teléfono, de la cual Linklater se arrepintió muchísimo. Y al igual que Jesse en Antes del atardecer, esperaba que la película los volviera a unir. Cosa que no sucedió.
Recién en 2010 fue cuando recibió un llamado telefónico de una amiga de Amy, quien le dijo que hacía años que estaba intentando contactarlo para contarle que ella había muerto en un accidente en 1992. Motivo por el cual Antes de la medianoche está dedicada a Amy Lehrhaupt.
¿Después del amanecer?
Hasta ahora las películas que conforman esta saga se han estrenado cada nueve años, lo que indicaría que en 2022 tendríamos que ver una nueva.
El año pasado Linklater se manifestó al respecto: “La verdad que aún no lo sabemos. Pero si volvemos será bajo otro punto de vista, otra forma. No será más ´Before´ (Antes)”.
Lo que lleva a la especulación que podrían pasar más años y romper con esa regla de nueve y que se reemplazaría el “Before” por “After” (Después). El tiempo lo dirá y lo sabremos en su momento.
Lo cierto es que por ahora contamos con una trilogía perfecta que ha sabido captar y desnudar los sentimientos de pareja a través del prisma del tiempo, en palabras y acciones de estos personajes que ya queremos y que forman parte de nosotros.
The Before Trilogy es, sin lugar a duda, la mejor historia de amor que se ha retratado en el Séptimo Arte.
Matías Lértora