Sean Baker, quien nos dio buenos relatos intimistas que salieron de la media, tales como Tangerine (2015) y el Proyecto Florida (2017), vuelve con algo similar pero que por momentos se convierte en una pseudo comedia absurda.

Aquí nos topamos con una especie de Cenicienta, Mujer Bonita, pero trash.

El film es tan desafiante como volátil, se ve real pero luego medio caricaturesco por sus personajes secundarios.

Pero lo que lo define es su protagonista. Este es el punto de inflexión en la carrera de Mickey Madison, a quien tenemos más que nada de Once upon a time in Hollywood (2019).

Es genial lo que hace con Anora (o Ani), donde muestra distancia, pero luego calidez. Astucia y fragilidad. Dureza, pero también miedo.

Todo en cuento de una princesa del Siglo XXI que, poco a poco, se va transformando en tragedia (con tintes cómicos).

El clímax te deja un sabor amargo, pero también es maravilloso porque cierra perfecto el arco del personaje.

Gran película, merecedora de todas las nominaciones que está obteniendo y más.