En Muti: Rituales mortales (otra traducción rarísima de The Ritual Killer) Morgan Freeman intentó revivir los buenos tiempos del detective Alex Cross, de James Patterson, que ofreció propuestas populares como Kiss the Girls (1997) y Along Came the Spider (2001).

Lamentablemente esta no es una historia de Patterson y los seis ineptos que escribieron el guión crearon una propuesta de asesinos seriales con un collage de lugares comunes burdos que subestiman la inteligencia del público.

La dirección corrió por cuenta de George Gallo, quien fue guionista de una de las grandes buddy movies de los años ´80 como Midnight Run, con esa estupenda dupla que formaron Robert DeNiro y Charles Grodin.

Llama la atención que un tipo de su experiencia en la industria de Hollywood presente una película tan chapucera y mediocre donde cuesta encontrar un mínimo mérito artístico.

El argumento es terriblemente predecible y la dirección monótona de Gallo tampoco hace el esfuerzo por capturar la atención de los espectadores a través del suspenso.

Queda la sensación que todos los artistas involucrados en esta película tiraron la toalla durante el rodaje y se limitaron a trabajar en piloto automático.

Freeman presenta una de las interpretaciones más desganadas que se registraron en su filmografía reciente y el director también desperdicia por completo a otro gran actor como Cole Houser, quien actualmente atraviesa un gran momento profesional a raíz de la serie Yellowstone.

En tiempos donde el género ofrece exponentes superiores en la televisión como True Detective o Mindhunter esta película clase B es una vergüenza y no vale la pena el costo de una entrada al cine.

No puedo dejar de mencionar que Muti incluye uno de los finales más ridículos y estúpidos que se registraron en el cine policial de estos últimos años.

Si les genera curiosidad la pueden esperar en la televisión que no se pierden nada relevante.