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Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio
TITULO ORIGINAL: Godzilla x Kong: The new empire
ACTORES PRINCIPALES: Brian Tyree Henry, Rebecca Hall, Dan Stevens.
GENERO: Ciencia Ficción, Aventuras, Acción.
DIRECCION: Adam Wingard.
ORIGEN: Estados Unidos.
DISTRIBUIDORA: Warner Bros
ESTRENO: 28 de Marzo de 2024
115 Minutos
Apta mayores de 13 años
Continúa el explosivo enfrentamiento de “Godzilla vs. Kong” con una aventura completamente nueva que enfrenta al todopoderoso Kong y al temible Godzilla contra una colosal amenaza no descubierta escondida dentro de nuestro mundo, desafiando su propia existencia y la nuestra. “Godzilla y Kong: El nuevo imperio” profundiza en las historias de estos Titanes y sus orígenes, así como en los misterios de la Isla Calavera y más allá, mientras descubre la batalla mítica que ayudó a forjar a estos seres extraordinarios y los unió a la humanidad para siempre.
RESUMEN CRITICAS
Hugo Zapata B +
Matías Lértora B
IMDB (Internacional) 6.6
Rotten Tomatoes (USA) 53 %
Clarín buena
La Nación buena
CRÍTICA DE HUGO ZAPATA
Godzilla x Kong no sólo brinda otra gran entrega del Monsterverse de Warner sino que además presenta una de las mejores representaciones audiovisuales que se concibieron en el cine sobre la emblemática saga Pellucidar de Edgar Rice Burroughs.
Una propuesta literaria que quedó opacada por la popularidad de Tarzán y jugaba con el concepto de la Tierra hueca que presentaba una civilización escondida dentro del planeta.
Si bien existen numerosos antecedentes artísticos sobre el tema la puesta en escena que ofrece la obra de Adam Wingard remite directamente a la impronta pulp de Burroughs.
El realizador que fue responsable de la última entrega del Monsterverse, estrenada en el 2021, levanta la apuesta con otro espectáculo desquiciado que ejecuta como los dioses el gran atractivo del cine Kaiju.
Este film en particular es un cachetazo a todos los detractores que le objetaron a la saga su “falta de rigurosidad científica”.
En ese sentido el espectáculo resulta inaccesible para aquellas mentes trasnochadas que le demandaban realismo a una propuesta de bichos gigantes.
A Wingard no le interesa el raciocinio ni la coherencia y mucho menos el melodrama trágico con comentario social que se lo cede a los japoneses.
Su objetivo principal es elaborar un delirio grotesco que abraza con total impunidad las excentricidades de la Era Showa (1954-1975) en la franquicia del reptil, con un particular foco en las producciones de Toho de los años ´60.
La particularidad principal de aquellas películas fue que el espectáculo se concentraba exclusivamente en las batallas de los monstruos con historias muy sencillas que eran una excusa para justificar las secuencias de acción.
La seriedad en los argumentos recién se retomó con el reboot de Godzilla de 1984.
Un aspecto interesante de la visión alocada de Wingard es que se anima a tomar un mínimo riesgo que no tenía antecedentes en el género y desde hace décadas pedían los fans.
Los personajes humanos finalmente terminaron convertidos en extras intrascendentes y el protagonismo absoluto lo acaparan los monstruos.
Se nota que Wingard canalizó a su niño interior y no hizo otra cosa que ponerse a jugar con los bichos gigantes en un film donde se puede disfrutar a los protagonistas sin la necesidad de diálogos intrascendentes.
La película cuenta con un comienzo lento donde el director utiliza los primeros 35 minutos para sacarse de encima las situaciones de exposición y los personajes humanos.
Tras ese primer acto el conflicto luego acelera el team-up de Kong y Godzilla dentro de un espectáculo que apuesta a una opulencia visual abrumadora.
Toda la representación visual del mundo de la Tierra hueca es impactante y la película presenta un trabajo cuidado en esos aspectos técnicos.
El villano resulta funcional a la historia y permite justificar el delirio pochoclero demencial de la última media hora.
Si tuviera que objetarle algo es que se nota nuevamente el favoritismo del cineasta por Kong quien tiene un rol mucho más destacado.
Godzilla es tratado con respeto y cuenta con algunos momentos estupendos pero queda claro que el favorito sigue siendo el mono.
Wingard no defrauda con su interpretación del cine kaiju y consigue que el fandom del género salga satisfecho de una sala de cine, un detalle que no es menor frente a los contenidos hollywoodenses de estos días.
CRÍTICA DE MATÍAS LÉRTORA
Con esta saga, conocida como “Monsterverse”, estoy llegando al mismo punto que me sucedió con las franquicias Rápido y furioso, Piratas del caribe o Transformers: ya me estoy agotando.
Pero no por la cantidad ni por la fórmula repetitiva sino por lo absurdo, aún dentro de ese universo.
Obvio que como espectador hay que lograr el famoso “suspensión del verosímil” y entregarse a la obra. Pero me choca bastante (y me da risa) cuando los protagonistas festejan porque salvaron al mundo cuando millones de personas murieron y ciudades enteras fueron arrasadas.
En fin…
Pese a eso, puse el cerebro en remojo y me adentré a la locura que plantea -con pericia- el director Adam Wingard poniendo en equipo a los titanes.
Y ahí encontré un disfrute un poco basado en la adrenalina y un poco basado en el consumo irónico.
¿El cast? No le creí a nadie, ni a los nuevos ni a los que repiten personajes. Están todos en un registro exacerbado. Pero no importa.
Como tampoco importa ningún análisis serio que se le quiera hacer a esta película.
Es ir al cine, a la pantalla más grande posible y disfrutar.
CRÍTICAS DEL PUBLICO
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