Que linda sensación cinéfila que es cuando uno abandona la sala luego de haber experimentado algo diferente. Algo que emana cine.

Eso es lo que sucede con Poor Things, el alocado drama fantástico de Yorgos Lanthimos.

El cineasta demuestra, una vez más, su capacidad de seguir asombrando e innovando sobre conceptos que tal vez ya vimos, pero con una vuelta más.

Hay unos planos bellísimos, una banda sonora sobrecogedora y un diseño de producción (sets y vestuario) que son para aplaudir.

Ojo que no estamos ante una película para cualquier paladar. Y sí, cada vez que digo esto muchos me cuestionan. Pero es la verdad, hay algunos filmes que no son para las grandes mazas y éste es un gran ejemplo.

Lanthimos nos propone un viaje en particular. Uno muy avasallante.

Lo mismo hizo con Langosta (2015) y El sacrificio del ciervo sagrado (2017), En cambio, La favorita (2018) fue un poco más convencional.

Éste estreno no sé si es el mejor de su filmografía, pero si el que más disfruté.

Quedé atrapado ahí y quiero volver. Necesito ver más veces esta cinta.

La forma en la cual está metida la coyuntura y la bajada sociopolítica es tan admirable como ingeniosa

Gran parte del mérito es de Emma Stone, quien viene cosechando premios en esta temporada y que seguramente alzará el Oscar.

Su laburo es inconmensurable. Con un arco de transformación pocas veces visto y ella imprime grandeza en cada una de las etapas del personaje. Siempre manteniendo una identidad para su “Bella”, que hace que la ames sí o sí.

Asimismo, Willem Dafoe está fantástico como “God” y toda la intencionalidad de ese nombre para ese personaje. Ese dios padre atormentado y masacrado.

Mark Ruffalo también la rompe. Es el personaje cuyas situaciones te sacan las risas (más que nada por lo incómodo que te pone).

Podría hablar mucho más, pero para eso tendría que describir escenas.

En definitiva, no se pierdan esta película. Vayan a experimentarla al cine. Aventúrense.

Es de lo mejor de los últimos tiempos.