En los últimos años he escrito varias veces en este espacio sobre la desaparición de las comedias románticas y últimamente que están empezando a volver.

Bueno, ahora le toco el tueno a una producción Argentina (co-producción con Uruguay).

Obviamente el foco de explotación es Natalia Oreiro y toda su carisma. Tiene su público bien ganado.

Pero no nos encontramos ante una típica romcom, aquí hay algo más. Dado que, en gran parte, es un film que trata sobre la muerte.

Y en consecuencia la perspectiva que tenemos de la misma y de la vida.

Te mete como espectador en ese mood al punto que te emocionás por las situaciones verosímiles y te reís por lo inverosímil.

Fernán Mirás regresa a la dirección de manera sólida, cambiando de género.

Su ópera prima (El peso de la ley, 2017) fue un gran debut y había dejado su propia vara alta.

Aquí maneja muy bien los climas en esta remake de la película española Bypass (2012), que poco tiene que ver con lo que vemos en pantalla.

Se tomaron las decisiones adecuadas para separarse de eso y darle originalidad e idiosincrasia rioplatense.

Oreiro está bien acompañada por Diego Velázquez. Gran actor que merece más reconocimiento del que posee.

Se suman Paola Barrientos. Ariel Staltari, Violeta Urtizberea y Alberto Ajaka.

Todos acertando en lo que hacen, pero a lo mejor ese es el único punto débil del film: se nota el "cronometro" y funcionalidad de cada uno de los personajes de reparto en pos de  los principales.

Sacando eso, el film fluye bárbaro en todos sus aspectos y da bronca no ver producciones similares más seguido.

Casi muerta es una muy linda película, divertida, de esas que te hacen creer en el amor.