La quinta entrega de Insidious reúne al reparto original de los primeros dos filmes con la particularidad que la obra representa la ópera prima de Patrick Wilson como realizador.

Sin ser una película memorable el artista consigue salir bien parado en su faceta como director si se tiene en cuenta las circunstancias que rodearon al proyecto,

Su primer paso como cineasta lo dio dentro de un género complicado como el terror en una propuesta que además forma parte de una saga y arrastra el desgaste de las entregas previas.

La trama es una continuación directa del segundo episodio y explora los traumas emocionales que vivió la familia Lambert con las posesiones sobrenaturales, desde las perspectiva del niño de aquellas historias que ahora reaparece como adulto, interpretado nuevamente por Ty Simpkins.

Probablemente porque estuvo ocupado con la dirección en esta oportunidad Wilson cuenta con un rol más secundario como actor,  si bien el eje central de la historia se enfoca en la relación padre e hijo y el complicado karma que tienen con el mundo sobrenatural.

Desde los aspectos técnicos el film es impecable y se nota que Patrick tomó algunas notas en las experiencias de rodaje que tuvo en el pasado con James Wan.

Su narración presenta ambientaciones tétricas que están muy bien cuidadas y algunos jump-scares que consiguen ser efectivos.

La gran debilidad de esta película no pasa por la tarea de Wilson sino el guión de Scott Teems, quien fue responsable de los argumentos de Halloween Kills y la horrenda Firestarter.

La trama termina siendo bastante intrascendente y no hace nada por explorar o aportarle algún ingrediente interesante a la mitología que se construyó en los filmes previos.

Más allá del drama familiar el espectáculo se siente bastante redundante y no le hace un favor al film la conclusión abrupta con la que se cierra el conflicto.

Pese a todo, Wilson consigue que la propuesta sea  entretenida y aunque el final de la saga de la familia Lambert está lejos de ser memorable al menos tuvo lugar en un producto digno.