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Venon es una enorme decepción que dentro de este género se encuentra al mismo nivel de lo que fueron las películas de Gatúbela, Elektra, Ghost Rider 2, Linterna Verde y la nefasta última versión de los Cuatro Fantásticos.
Trae al recuerdo todas esas producciones fallidas post Spiderman de Sam Raimi y los mutantes de Bryan Singer que llegaron a las salas en la primera década del siglo 21, entre las que se puede incluir también el corte para cines de Daredevil.
Hace unos días Tom Hardy expresó en una entrevista que el estudio Sony editó bastante la película y la violencia, con la que se asocia en los cómics a este personaje, fue moderada para conseguir que el público de 14 años pudiera pagar la entrada.
Más allá de estos inconvenientes, en lo personal no creo que la adición de secuencias sangrientas hubiera brindado un producto final superior, ya que los problemas graves de este estreno pasan por otro lado.
En estos días donde tenemos una saturación del género de superhéroes, tanto en la pantalla grande como en la televisión, Venom tenía la posibilidad de brindar algo diferente al tratarse de un anti-héroe del mundo Marvel.
Un concepto que lamentablemente el director Ruben Fleischer jamás llegó a comprender y perjudicó bastante al film, ya que el personaje perdió su gracia original.
En ningún momento de la historia se lo retrata al protagonista con un conflicto moral por el modo en que usa sus poderes o muestra algún rasgo de egoísmo o mezquindad, dos elementos clásicos que se pueden asociar con el rol del antihéroe.
Por el contrario, Eddie Brock es retratado como un gran periodista con vocación de servicio que busca el bienestar del prójimo y combate desde su oficio la corrupción.
El espectador empatiza permanentemente con él y cuando toma contacto con el parásito se convierte en un trillado superhéroe del cine que vimos hasta el hartazgo en los últimos años. No hubo ningún esfuerzo creativo por hacer algo interesante con el argumento y el humor es muy malo.
Tampoco se podía pedir mucho cuando Venom quedó en manos de los guionistas de Canguro Jack y Amazing Spiderman 2.
En consecuencia, esta representación mundana del personaje de Marvel arruina lo que podría haber sido un film que abordara el género desde otra perspectiva.
Por ahí pasa la gran decepción.
Sony ofrece una película desapasionada donde se manifiesta por parte de sus realizadores la falta de interés hacia este cómic y su historia.
La fotografía espantosa del film de Fleischer presenta una ambientación lúgubre que se contradice con el tono cómico con el que se trabaja el rol de Tom Hardy.
La primera hora y media es muy aburrida y el director no consigue generar interés por su relato con personajes que carecen de un mínimo desarrollo y escenas de acción olvidables.
Se destacan por su mediocridad una persecución en moto donde no se entiende nada lo que sucede, debido a la manera en que está editada la secuencia, y la pelea final entre dos parásitos que es horrenda con un burdo pastiche de CGI.
Por otra parte, Venom se desenvuelve en un mundo donde la criatura alienígena es el único ser sobrenatural del mundo, ya que no existen Spiderman ni los Vengadores.
Las únicas referencias al cómic del héroe arácnido son un cameo del hijo astronauta del periodista J.J.Jameson y una mención al diario de Daily Bugle.
Sin una conexión mayor con el universo Marvel o al menos al mundo de Peter Parker, el personaje no resulta tan atractivo como para seguirlo en su propia franquicia.
Los mejores momentos de Tom Hardy y de la película en general tienen lugar en los últimos 10 minutos donde podemos finalmente disfrutar de la interacción entre Eddie Brook y la criatura extraterrestre.
Ese es un punto positivo que se trabajó bien y se podría explotar en una potencial continuación si este film funciona en la taquilla.
El tema es que hasta el momento en que aparece Venom la película de Fleischer se hace larga y recién levanta en el acto final.
Si bien la interpretación de Hardy comienza con un perfil serio luego se vuelve algo grotesca, cuando cobra más peso la comedia. Aunque el actor no está mal en el rol, la energía de su actuación se desborda por momentos como si el protagonista intentara imitar a Nicolas Cage.
En el caso de Michelle Williams a la actriz se la ve aburrida en la película y más allá de la falta de química con Hardy, su papel es muy intrascendente, como lo fueron también Liv Tyler y Jennifer Connelly en las producciones de Hulk.
En definitiva, la versión simplificada que ofrece el director Fleischer de este anti-héroe de Marvel es tan intrascendente que ni siquiera se hace odiar, ya que no despierta ningún tipo de emoción.
Seguramente habrá gente que la disfruté más y pueda apreciarla de otra manera, especialmente los nostálgicos que extrañan el estilo de cine de superhéroes que se hacía a mediados de los años ´90.
En mi caso me aburrió bastante y no creo que le haga justicia a este personaje.
Para quienes les interesa, al final hay dos escenas post-créditos. Una abre la puerta a una continuación de Venom y la otra en realidad es un adelanto del film de animación Spiderman: Un nuevo universo que se conocerá en diciembre y parece ser más interesante.