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La segunda parte de It no sólo consigue ser una de las películas de terror más efectivas que pasaron por la cartelera en estos últimos años sino que consolida al director Andy Muschietti entre los nuevos cineastas prometedores de Hollywood.
Su ejecución de esta adaptación del clásico de Stephen King deja motivos más que suficientes para entusiasmarse por sus futuros proyectos, especialmente si se relacionan con el cine de género.
La primera entrega me había gustado pero no me volvió loco como a otros espectadores y críticos. Recuerdo que me había molestado el exceso de CGI en las intervenciones del payaso Pennywise.
En la nueva producción Muschietti no sólo ofrece un relato mucho más oscuro y macabro a la hora de retratar las situaciones de violencia y suspenso, sino que además corrigió el tratamiento de los efectos digitales en estas secuencias.
Desde esa tremenda escena inicial con los nuevos crímenes en Derry que disparan la reunión de los protagonistas, el payaso resulta completamente aterrador gracias a la interpretación memorable de Bill Skarsgard.
El personaje funciona tan bien y termina por superar a la versión de Tim Curry en los años ´80 debido al sorprendente histrionismo del actor.
A través del modo en que trabaja el tono de voz, los músculos de su rostro y las miradas consigue que Pennywise logre dar miedo en todas sus intervenciones. En esta ocasión el director tuvo la inteligencia de aprovechar el talento de Skarsgard para construir el personaje y utilizar los efectos digitales al servicio de la interpretación del actor.
El resultado es impresionante porque en más de una ocasión logra transmitir miedo.
Al menos en mi experiencia con el film, desde la primera entrega de REC (la original de España no la remake hollywoodense) que una obra de este tipo no conseguía ponerme tan tenso en una butaca de cine.
El enorme mérito de la obra de Muschietti es que encima genera esas emociones en un relato que dura casi tres horas, algo que no es habitual en estas propuestas donde el promedio de duración suele ser de 97 minutos.
Inclusive otros filmes largos de este estilo, como la producción coreana The Wailing (156 minutos), no tenían este clima permanente de tensión que el cineasta argentino le otorga a su trabajo.
Es muy difícil sostener un relato tanto tiempo de esa manera sin que el espectáculo se vuelva pesado y dentro de este riesgo que tomaron los productores la película sale muy bien parada.
En lo referido a la adaptación de la segunda mitad de la novela salvo por unos mínimo cambios, que realmente son minucias, la trama se desarrolla con mucha fidelidad a la obra de King.
La dirección del relato en este caso se enfoca en los traumas de la infancia, la temática central de la novela, que en mi opinión se abordó de un modo impecable.
El espíritu de la obra original está claramente presente en esta película y quienes hayan disfrutado la novela lo comprobarán con facilidad.
Un tema interesante al respecto de esta cuestión es que Muschietti también deja la puerta abierta para sorprenderte con algunas situaciones, aunque ya conozcas de memoria la versión literaria.
En lo referido a la labor del reparto y el casting de los personajes en su faceta adulta el balance es más que positivo. Todos llegan a tener sus momentos destacados y consiguen transmitir esa química y el vínculo de amistad que tenían los perdedores en la entrega previa.
No obstante, es justo destacar que Bill Hader la rompe especialmente en el rol de Richie Tozier.
Un personaje que en su faceta juvenil a cargo de Finn Wolfhard (Strange Things) resultaba un poco pesado y en la continuación tiene un rol fundamental a la hora de descomprimir de un modo efectivo la tensión y el drama que viven los personajes.
Cabe destacar también las nuevas escenas con los chicos del primer film, donde Sophia Lillis sobresale otra vez como uno de los grandes hallazgos del cine de Hollywood reciente.
Desde los aspectos más técnicos las secuencias de fantasía y horror son realmente impactantes por todo el ingenio y la puesta en escena que tiene cada aparición de Pennywise.
Sobresale para mi gusto especialmente toda la secuencia del departamento de Beverly que es mucho más perturbadora de lo que se adelantaba en el trailer.
Un detalle de esta película que no es un tema menor es el modo en que se desarrollan los vínculos personales entre los protagonistas.
Más allá de del horror y la brutalidad de la violencia It brinda también un cuento muy emotivo, una característica que no suele ser frecuente en este género.
Quedan otras cuestiones para mencionar pero entran en el terreno de los spoilers.
La segunda parte de It es una película para ser disfrutada en una pantalla de cine y si la estaban esperando con ganas sobran motivos para entusiasmarse, ya que se trata de uno de los grandes estrenos de este año.