La adaptación del video juego Minecraft es un propuesta de nicho destinada exclusivamente a chicos entre cinco y diez años.

Salvo que seas un fan apasionado de esta franquicia es muy difícil entrar en la película si no pertenecés a ese target de público específico.

Es la clase de propuesta donde los adultos que acompañan a los niños miran la hora en el celular cada 15 minutos porque el espectáculo resulta infumable.

Más que una película Minecraft es un producto insípido y sin alma gestado por un grupo de ejecutivos de marketing que probablemente aman el humor bobalicón de Marvel.

Los créditos atribuyen la dirección a Jared Hess, quien fue responsable de comedias de culto como Napoleon Dynamite y Nacho Libre.

En este proyecto asumió su tarea en piloto automático para brindar una película sin alma ni creatividad donde el contenido se centra exclusivamente en la comedia estúpida.

No hay una sola escena de esta producción que permita identificar el estilo de humor que suele manejar el cineasta en sus trabajos.

En parte porque el proyecto fue manoseado por cinco guionistas que tenían visiones diferentes del rumbo que debía tomar el argumento.

 Dentro del reparto Jason Momoa ofrece otro personaje ridículo que se convierte en una molestia a medida que se desarrolla la trama.

El resto de los personajes secundarios son intrascendentes y se desperdicia a buenas comediantes como Danielle Brooks (Orange is the New Black) y Jennifer Coolidge que no tienen mucho para hacer.

En los aspectos técnicos la película presenta un espectáculo correcto con la puesta en escena del mundo digital de Minecraft.

El concepto del juego no es malo y queda la impresión que está película podría haber sido mucho más atractiva si la desarrollaban dentro del género de animación, como hizo Warner en el pasado con Lego.

Pese a todo, la propuesta se hace llevadera gracias a dos virtudes específicas.

Jack Black no atraviesa su mejor momento en el cine pero le pone una garra bárbara a su rol y consigue con profesionalismo que el tedio sea más entretenido.

Por otra parte, la compasión budista de Hess nos regala una película con una duración sublime y hermosa de 100 minutos.

Si tenés que acompañar a los niños por lo menos la experiencia pasa rápido.

En resumen, un meh cinematográfico sin corazón que puede ser más apreciado por los seguidores infantiles del juego.

Jamás en mi vida jugué Minecraft y no tenía idea alguna de su historia, personajes o características.

Este film fue mi introducción hacia ese universo y durante los primeros segundos terminé de darme cuenta de algo que ya sabía: se trata de una película apuntada hacia un público infantil y/o que haya crecido con el videojuego.
Y sin pertenecer a alguno de esos grupos la pasé muy bien, Me entretuve y me reí.

Es una película absurda, no hay que buscar lógica. Las cosas pasan porque sí y sus personajes están "over the top".

Por eso me parece un gran cast el de Jack Black y Jason Momoa. Hacen muy bien el ridículo.

Muchos aciertos por parte del director Jared Hees, quien brindó la joya de culto Napoleon Dynamite (2004) y Nacho Libre (2006), también junto a Black.

Lo malo que le encuentro -aun teniendo en cuenta que es para un público infantil- es lo "fácil" que sucede todo. La poca dificultad para los personajes y que nunca parece que hay una amenaza real.
Hay cero profundidad y la villana es lo más flojo de sin dudas.

Pero se compensa con todo lo otro que expuse y con Jennifer Coolidge, que tiene un plot que va en paralelo y que es muy cómico.

Una película de Minecraft es ideal para ver en familia o que sea descubierta por un grupo de amigos que creció construyendo dentro de ese universo.