El director Yorgos Lanthimos regresa en una nueva colaboración junto a Emma Stone, quien fue protagonista de sus trabajos previos, Poor Things y Kinds of Kindness.

En esta oportunidad, la propuesta ofrece una remake del film de culto coreano Save the Green Planet!, una sátira de humor negro que impulsó en el 2003 la carrera de Jang Joon-hwan.

Un artista que se destacó entre la camada de realizadores que renovaron el cine de ese país en la primera década del siglo 21, junto a Park Chan-wook (Oldboy), Bong Joon-ho (Snowpiercer) y Kwak Jae-Yong (My Sassy Girl), entre otros.

Años después, Joon-hwan sorprendió con dos gemas del suspenso como fueron Hiwagi: A Monster Boy y 1987: When the Day Comes, un thriller político basado en hechos reales que recomiendo buscar.

Su ópera prima fue un delirio lisérgico muy influenciado por los primeros trabajos de Peter Jackson dentro del cine clase B.

Bugonia iba a ser dirigida por el realizador coreano, pero debido a un problema de salud tuvo que bajarse del proyecto y terminó reemplazado por Lanthimos.

La obra original evocaba el cine de ciencia ficción de los años ’50, centrado en la paranoia, y tomaba como inspiración una teoría delirante que surgió en internet a fines de los ’90.

A través de una página web, un grupo de trasnochados denunciaron que Leonardo DiCaprio era un alienígena que se había infiltrado en la humanidad para conquistar el planeta Tierra.

Joon-hwan se inspiró en ese disparate para desarrollar un espectáculo con alto contenido de frikismo, que no se podía clasificar en un género específico. El relato combinaba con creatividad la comedia absurda con la ciencia ficción y el cine de terror.

La nueva versión dirigida por Lanthimos respeta el concepto de la obra coreana, pero lo desarrolla desde una perspectiva diferente.

La principal diferencia es que la remake refuerza más la narrativa de thriller, si bien conserva los elementos surrealistas que suelen presentar las obras de este director.

El comentario social en torno a la desinformación y la naturaleza destructiva del ser humano se desarrolla con una sutileza poco común de encontrar en las producciones actuales de Hollywood y representa una de las principales virtudes de la remake.

Por consiguiente, la película impulsa un debate interesante sobre estas cuestiones, sin la necesidad de imponer una agenda o subestimar la inteligencia del público.

Más allá de los temas que aborda el conflicto, el principal atractivo del film reside en el duelo actoral entre Jesse Plemons, en el rol de un redneck paranoico, y Emma Stone, quien encarna a la empresaria acusada de ser una extraterrestre.

El misterio se construye a partir de la tensión que se genera entre estos personajes y el director consigue que funcione.

Lamentablemente, si ya conocías la obra coreana, se pierde bastante el factor sorpresa, pese a que en esta versión modificaron el final y la representación de algunos personajes.

No obstante, es una propuesta que se deja ver por la labor de los protagonistas y las atmósferas intensas que brinda la dirección de Lanthimos, quien no traiciona su voz de autor.

Jorgos Lanthimos, el genio detrás de The Lobster (2015), Poor Things (2023) y más cintas de extremado éxito en la crítica, premiaciones y público vuelve a la carga luego Kind of Kindness (2024).

En lo particular su última película no me había fascinado como otras de su filmografía pero volvió a hacerlo con este estreno.

Bugonia es espectacular.

Un film que se mete de lleno en la coyuntura de conspiranoicos, terraplanistas y algoritmos que retroalimentamos con nuestras propias opiniones como ciertas.

La excusa de este relato es el extremo de un secuestro y la imposibilidad del razonamiento.

Emma Stone vuelve a brillar y queda claro que Lanthimos tiene una suerte de disfrute con llevarla al extremo. Aquí la rapó, literal.

Jesse Plemons, otro que se ha convertido en "actor fetiche" da perfecto en el phisique du role: hombre blanco del midwest norteamericano, trastornado.

Y el cast del debutante Aidan Delbis es magnífico para acompañar esa locura.

Y hablando de locura, de eso se trata este film y será por eso -al igual que casi toda la obra del director griego- que esta película causará tantos aplausos como rechazos.

No es para cualquier paladar.

Sobre todo en el tercer acto y climax.

Así que, si sumamos esto al montaje frenético, banda sonora tensionante y fotografía geométrica y desnaturalizada -que es lo que le da identidad y contundencia a Lanthimos- podemos decir que nos encontramos ante un film inquietante y que es imposible que pase desapercibido.