Nota de Hugo Zapata

Hay tres maneras de consumir películas en las plataformas de streaming.
La opción más fácil es seguir a la manada y mirar lo que se determina que está de moda.
En el caso de Netflix esas son las opciones que figuran en el top ten de lo más visto.

Otra alternativa es dejar que la propia plataforma te sugiera películas o series en base al perfil de tus gustos personales.
Sin embargo, existe una tercera vía que brinda mucha más satisfacciones y requiere una participación más activa del espectador.
Me refiero a la exploración profunda de la programación donde se pueden encontrar películas que tal vez ni siquiera sabías que estaban disponibles.
De ese modo en ocasiones descubrís alternativas que no hubieras conocido si sólo mirás lo que aparece en la portada o está en voga en ese momento.
En esta nota voy a destacar dos propuestas policiales muy buenas que recomiendo y ayudan a entretenerse un rato en estos días.

EN LA CUERDA FLOJA (TIGHTROPE)

Una interesante rareza de Clint Eastwoood de 1984 que Netflix incorporó hace poco y es difícil de conseguir por otras vías.
En la actualidad rara vez la emiten por los canales de películas y dentro de la filmografía del artista quedó injustamente en el olvido.
Una particularidad muy atractiva de este film se centra en la curiosa mezcla de géneros que presenta la historia, donde Clint fusiona el neo noir con el slasher de terror, que a mediados de los años ´80 tenía una enorme popularidad.
Originalmente el film fue dirigido por Richard Tuggle, guionista de La fuga de Alcatraz, el clásico de Don Siegel de 1979.
Sin embargo, Eastwood no pudo soportar las tediosas demoras que se tomaba Tuggle para filmar una escena y lo despidió.
El protagonista de Harry el sucio es famoso en Hollywood por la velocidad con la que desarrolla los rodajes de sus proyectos, donde rara vez suele repetir una toma.
Por consiguiente, el 90 por ciento del film fue realizado por el cineasta que además asumió el rol protagónico.

En la cuerda floja fue un proyecto que escogió en su momento para despegarse de la imagen de tipo rudo con tendencias misóginas que presentaba Harry Callahan.
En esta historia encarna a Wes Block, un policía divorciado que vive con sus dos hijas pequeñas.
La rutina de trabajo del detective se altera cuando aparece un asesino serial y violador que mata mujeres en las calles de New Orleans.
El giro de las historia pasa por el hecho que el psicópata frecuenta los mismo burdeles a los que asiste Block para tener sexo con prostitutas.
Eventualmente el asesino lo identifica y de ese modo se desata una cacería personal entre ellos.
Eastwood presenta un gran trabajo a la hora de tomar elementos del cine de terror y combinarlos con una ambientación noir, donde se nota la influencia de su mentor, Don Siegel (Harry,el sucio).
Otra virtud de esta película pasa por la interpretación dramática de Clint en la que encarna un personaje mucho más vulnerable y menos implacables que los tipos reos con los que suele estar asociada su imagen.
Más allá de la investigación policial una subtrama importante del conflicto pasa por el desafío personal del protagonista en construir una relación más sana con las mujeres que rodean su vida, en especial la asistente social que lo asiste en el caso.
Cabe destacar dentro del relato a las dos actrices que interpretan a la hijas del policía.
Una es Allison Eastwood, hija de Clint en la vida real, y la niña menor es la recordada Penny Block, famosa por el rol de Elizabeth en la serie V, Invasión extraterrestre.
El suspenso está muy bien trabajado y sostiene la intriga hasta el final.

LAS PLAGAS DE BRESLAVIA

Si en el pasado disfrutaron clásicos como Pecados capitales o Los ríos color púrpura (con Jean Reno) existen grandes chances que la pasen bien con esta película polaca del 2018, ya que estuvo profundamente influenciada por esas producciones.

El film de Patrik Vega presenta una historia intensa, no apta para espectadores impresionables, que aborda la investigación de crímenes seriales dentro de la cultura de la comunidad de la ciudad de Breslavia.
Małgorzata Kożuchowska interpreta a la clásica policía en desgracia que atraviesa una tragedia personal y de repente se encuentra con la responsabilidad de liderar una investigación relacionada con un homicidio macabro.
Cuando las víctimas empiezan a aumentar se determina que los crímenes son obra de un asesino serial y le asignan una compañera, experta en el tema, que viaja de Varsovia para asistirla en la investigación.
La particularidad del caso es que el psicópata recrea antiguas ejecuciones medievales relacionadas con la historia de Breslavia, donde todas las víctimas tienen el punto en común de ser personas nefastas de la sociedad a las que el criminal considera pecadores.
Si bien el director Vega por momentos se pasa un poco con su cariño u homenaje a la obra famosa de David Fincher, durante el desarrollo del conflicto luego consigue darle su propia personalidad al relato.
La trama tiene giros sorpresivos interesantes y un aspecto que está muy bien trabajado en el argumento son las motivaciones del asesino, que a veces en este género suelen caer en lugares comunes.
Una diferencia con Pecados Capitales o Los ríos color púrpura pasa por el hecho que el director polaco le escapa la puesta en escena noir con ambientaciones lúgubres.
En Las plagas de Breslavia los hechos más perturbadores (y hay varias escenas repugnantes) suceden en plena luz del día.
La dupla que forma Małgorzata Kożuchowska con Daria Widawska, la co-protagonista, es brillante y en todo momento les comprás que son mujeres policías y no actrices que interpretan ese rol.
La labor de ambas es magnífica por la intensidad que tienen las personalidades de sus personajes.
Una grata sorpresa del policial europeo que en apenas una hora y media atrapa por completo a cualquier fan del genero que se enganche con esta clase de historias.
En lo personal me gustó mucho y la recomiendo.