Sismo magnitud 9.5 es un buen exponente asiático del cine catástrofe que suele enganchar bastante al público de esa región.

Muy especialmente cuando se narran historias relacionadas con unidades de bomberos.

Esta propuesta no llega a superar el clásico de Johnnie To, Lifeline (1997) que presentó secuencias de acción extraordinarias mucho más ambiciosas, pero es una obra digna que le hace justicia al género.

La dirección corrió por cuenta de Oxide Pang, un nombre que puede resultar familiar para los amantes del cine de terror.

Junto con su hermano Danny a comienzos del siglo 21 fue responsable de The Eye, una producción que tuvo cierta popularidad durante el apogeo mainstream del horror asiático tras el fenómeno comercial de Ringu.

Tras un fallido paso por Hollywood con la horrenda Bangkok Dangerous, protagonizada por Nicolas Cage, los realizadores volvieron a China donde gestaron producciones olvidables.

Entre ellas la remake de La torre del infierno que obviamente no le hizo sombra a la obra maestra original.

Esta segunda incursión de Oxide en el cine catástrofe ofrece un relato que gira en torno a los esfuerzos de una unidad de bomberos por apagar un incendio en una planta química, tras los daños generados por un terremoto.

El director presenta una obra cuidada en los aspectos técnicos que se vio beneficiada por un equilibrio acertado entre los efectos prácticos y la tecnología digital.

La carrera contra el tiempo para evitar que el fuego se expanda en el resto del condado de Gucheng le aporta a la trama la dosis de suspenso necesaria para hacer entretenido el espectáculo.

Afortunadamente Pang tampoco se desbanda con el melodrama de telenovela exagerado que suelen adorar los chinos, especialmente en estas películas.

Los momentos emotivos dentro de todo son dignos y el reparto no se excede con sobreactuaciones desmedidas.

 Probablemente no quedará en el recuerdo dentro del género pero quienes se enganchen con esta clase de propuestas creo que encontrarán un sólido pasatiempo.