A medida que se desarrolla el vínculo entre los protagonistas la película se encamina por un terreno más serio que el director utiliza para explorar la idiosincrasia de las familias tailandesas.

Este es uno de los aspectos más atractivos del film por el modo en que se retratan diversos aspectos culturales de la sociedad de ese país. 

Hace unos meses esta producción se convirtió en un fenómeno viral en redes sociales a raíz de las reacciones del público a la salida del cine.

En los videos se veía a la gente muy conmovida y ese material le dio un empujón notable a la campaña promocional.

Cabe destacar con respecto a este tema que si bien el realizador no le escapa a la impronta melodramática del cine asiático, donde se busca las lágrimas de los espectadores a cualquier costo, la película tampoco contiene las exageraciones habituales que solemos encontrar en las propuestas chinas y coreanas.

La obra de Boonnitipat en ese sentido tiene un poco más de dignidad y consigue ser emotiva sin la necesidad de acudir a golpes bajos.

Una grata sorpresa de la producción tailandesa que no suele tener mucha presencia en la cartelera local y merece su recomendación.