El mono propone una adaptación libre de un viejo cuento de Stephen King que se incluyó en la antología Skeleton Crew, editada en 1985.

El director de Longlegs, Ozgood Perkins toma la premisa del relato para desarrollar una versión más disparatada donde el terror y el suspenso brillan por su ausencia.

En esta incursión dentro de la comedia de horror Perkins tiene la intención de emular a Sam Raimi pero termina de ofrecer una de Ryan Reynolds con un tratamiento redundante del humor negro que desperdicia la premisa del cuento.

Tras una sólida apertura que introduce con intriga al juguete diabólico el director luego encamina el relato por el terreno del absurdo sin demasiada creatividad.

Por consiguiente, el mono enseguida se queda sin baterías y no consigue explotar el potencial que tenía el relato de King.

Gran parte del contenido se compone de situaciones violentas centradas en el gore que parecen escenas desechadas de una continuación olvidable de la saga Destino final.

El director se esfuerza por brindar un film gracioso pero su visión limitada de la comedia, donde el mismo chiste se repite durante 98 minutos, le impide alcanzar ese objetivo.

Por momentos la dirección de Perkins tiene la intención de trabajar el tema del trauma generacional pero la estupidez y las situaciones incoherentes no proponen nada interesante con uno de los tópicos principales del cuento.

En este contexto Theo James (Divergente) consigue sacar adelante el espectáculo con un personaje acartonado dentro de un reparto que desperdicia artistas talentosos como Elija Wood y Tatiana Maslany (Orphan Black).

Creo que la aclamación exagerada hacia este film proviene de gente que nunca vio en su vida una propuesta de Charles Band o recién descubrió la comedia de horror con Terrifier y Five Nights at Freddy.

El mono tampoco es un desastre.

La propuesta dentro de todo consigue ser entretenida y Perkins tiene la compasión de no excederse con el metraje.

Su gran debilidad es que la redundancia del contenido le impide expandir con ideas interesantes un material de King que ofrecía un concepto atractivo.

No sabía bien qué esperar cuando me senté a ver El mono y me llevé una grata sorpresa. ¿Por qué? Porque me divertí mucho, incluso a las carcajadas en ciertas secuencias.

¿Pero no es una película de terror? En realidad estamos antes una comedia de terror, donde prevalece el primer género sobre el segundo.

No leí el cuento de Stephen King de 1980 en el cual se basa, así que no puedo hablar sobre su fidelidad ni adaptación.

Pero puedo remarcar la labor del director Osgood Perkins, quien fue niño actor pero que ya lleva varios años sentándose en la silla de realizador, donde el año pasado llegó a boca de todos por la excelente Longlegs.

Sin dudas sabe construir muy bien los climas y darle identidad a los personajes.

Gran labor la de los gemelos protagonistas del primer acto para luego darle paso a un muy diferente Theo James al que estamos acostumbrados a ver.

Los otros nombres que vemos en el poster ya sean Tatiana Maslany o Elijah Wood, están bien, pero son participaciones mínimas.

La película pasa por una premisa muy loca y el espíritu de la misma vendría a ser algo a tipo "aquí no importa nada".

Y lo logra con creces. A base de sorpresas y muchas risas (solo aptas para personas no impresionables).