Sí, es tan mala como indica su reputación.

Probablemente de lo peor que hizo Sylvester Stallone en su carrera y esto genera un enorme desconcierto, ya que actualmente le va bárbaro en la serie Tulsa King donde pudo sobresalir como actor.

No se entiende la necesidad de exponerse de esta manera en una película clase B que encima lo relega a un rol marginal.

A diferencia de lo que se muestra en el afiche el verdadero protagonista de esta producción es Jason Patric, quien saca adelante la propuesta con dignidad en su condición de remador olímpico.

A Stallone se lo nota aburrido y desganado y encara su trabajo en piloto automático.

No llama la atención en ese sentido que Blindado sin salida fuera producida por los mismos realizadores que hicieron las películas horrendas de la última etapa de Bruce Willis.

Patric encarna al conductor de un camión  de caudales que termina emboscado por una banda de criminales en un puente de Mississippi.

Tras intercambiar unos tiros con los ladrones termina atrapado junto a su hijo en el interior del vehículo.

Toda la trama se desarrolla en una misma locación mientras los empleados de la compañía de seguridad intentan salir con vida del acecho de los villanos.

Blindado sin salida es esa clase de propuestas que tira abajo la premisa argumental debido al exceso de situaciones inverosímiles.

Durante el desarrollo del conflicto ningún otro vehículo o barco pasan por la zona y pese a que se desata una batalla con explosivos nadie escucha nada y los ladrones se desenvuelven sin inconvenientes.

El camión blindado aparentemente tampoco estaba monitoreado por la compañía ya que los protagonistas quedan completamente aislados.

A estas cuestiones se suman las secuencias de acción chapuceras que incluyen explosiones y llamaradas recreadas con un espantoso CGI.

Stallone cobró 3.5 millones de dólares por un día de trabajo y terminó quemado con una producción mediocre que lo deja mal parado.

Lo único positivo es que dura apenas 88 minutos y el tedio pasa rápido.