Aunque el título de esta propuesta vende de un modo inexplicable una continuación, en realidad se trata de la remake china del clásico film japonés de 1987, inspirada por la historia real que hizo llorar a todo el mundo.

En occidente cobró más popularidad con la versión hollywoodense que protagonizó Richard Gere en el 2009.

Si pertenecés al target de espectadores que quedó traumatizado con aquella producción (conozco gente que evade desde entonces los filmes con caninos) esto no es para vos, salvo que cultives alguna afición al masoquismo.

La historia es la misma más allá de algunos cambios argumentales que le añadió el director Ang Xu al relato para que la obra no se convirtiera en una copia carbón de la original.

De todos modos la experiencia del visionado es parecida y el golpe bajo del final resulta efectivo aunque conozcas de antemano la trama.

En este caso la narración además contiene el estilo de melodrama asiático con el que cuesta conectar en esta región del mundo.

Lo cierto es que Hachi atraviesa las culturas y los lenguajes y si en seis meses se estrenara una remake africana la gente saldría llorando de los cines.

 Aunque te resistas al final siempre gana el perro.