La otra cara de la luna ofrece una simpática comedia romántica que resulta efectiva gracias a la dupla que conforman los protagonistas y el atractivo contexto histórico en el que se desarrolla el argumento.

La trama juega con la famosa teoría de la conspiración en torno a los alunizajes de la NASA que indican que el Programa Apolo fue un fiasco y las imágenes con el astronauta Neil Armstrong se recrearon en un estudio con la colaboración del director Stanley Kubrick.

Este concepto que en la actualidad todavía es defendido con pasión por los terraplanistas fue descartado por la comunidad científica internacional.

La dirección del film corrió por cuenta de Greg Berlanti (Love, Simon), quien es más conocido por su asociación con la franquicia DC Comics para la que desarrolló las series de televisión del Arrowverse en el canal CW.

En este proyecto incursionó en un terreno diferente donde evoca la comedia de enredos de los años ´60 con diálogos cargados de ironía y doble sentido.

La película nos brinda la oportunidad de volver a disfrutar a Scarlett Johansson en un rol divertido que explota su veta humorística. 

Channing Tatum está muy correcto pero en esta producción se desempeña como el escudero sidekick de Scarlett, ya que ella acapara la atención con su labor.

Si bien desde el momento en que se conocen los personajes principales ya sabemos el destino que tendrá la historia, la dirección amena de Berlanti consigue que la propuesta sea entretenida, muy especialmente en el tercer acto cuando se mete de lleno en la falsificación del alunizaje.

Entre las cualidades adicionales sobresale la puesta en escena en la recreación cultural de la década de 1960 y el modo en que el argumento retrata con humor las ansiedades y paranoias del período de la Guerra Fría.

En tiempos donde no abundan las buenas comedias románticas que evadan la escatología o los chistes para fumones, la propuesta retro de La otra cara de la luna dejará contentos a quienes extrañaban este tipo de cine en la pantalla grande.