Chicas pesadas fue una de las comedias más destacadas que surgieron en los primeros años del siglo 21 con una gran Lindsay Lohan en el mejor momento de su carrera.

La trama estaba inspirada en las experiencias de bullying que había vivido la actriz Tina Fey en su juventud, con la particularidad que el relato se ambientaba en la cultura escolar del nuevo milenio.

Tras su paso por los cines obtuvo una taquilla de 130 millones de dólares e impulsó en Hollywood a nuevas figuras como Rachel McAdams y Amanda Seyfried.

Debido a que el argumento trabajaba temáticas universales el film no perdió vigencia con el paso del tiempo y se convirtió en una obra de culto, cuya repercusión en la cultura pop derivó en la realización de un videojuego, un espectáculo teatral, una continuación para televisión y numerosas referencias en video clips musicales

Hace unos años el director Mark Waters había anunciado la posibilidad de hacer Mean Moms con las protagonistas originales pero el proyecto lamentablemente no se pudo concretar.

En su lugar el estudio Paramount optó por realizar una remake innecesaria basada en el espectáculo de Broadway que desaparecerá enseguida de la memoria del público antes que termine el mes de febrero.

La nueva película es una copia mediocre donde el reparto nos recuerda durante 112 minutos lo geniales que fueron las protagonistas del 2004.

Cuesta imaginar que resulte un semillero de figuras como ocurrió con la producción original ya que las interpretaciones se sienten imitaciones chapuceras que no le aportan nada interesante a la remake.

El intento por actualizar la historia a la cultura de las redes sociales no termina de funcionar y el humor carece del dominio de la ironía que tuvo la obra de Waters.

Lo peor por lejos son las tediosas secuencias musicales que no hacen otra cosa que demorar el desarrollo del conflicto.

Las canciones suenan sin ningún tipo de criterio artístico y no contribuyen a desarrollar algún aspecto de la trama o los personajes.

La nueva Chicas pesadas hasta parece hecha por realizadores que nunca vieron un musical en su vida.

 En resumen, una remake que no tiene razón de ser cuando la original consiguió conectar perfectamente con las nuevas generaciones.