Nuestra abonada semanal en materia de posesiones demoníacas es una producción independiente que proviene de la República Checa y aporta uno de los espectáculos más desquiciados que pasaron por la cartelera a lo largo del año.

Se trata de una película clase B que parece haber sido filmada a fines de los años ´90 durante ese período en que se pusieron de moda las historias apocalípticas, estilo End of Days (Schwarzenegger), a raíz de la llegada del Nuevo Milenio.

El guión fumado de los checos se centra en una secta satánica que planea robar el Santo Sudario para clonar a Jesús y utilizarlo como una fuerza del mal.

El destino de la humanidad queda en manos del Arcángel Miguel que es representado como una combinación entre Thor y John Wick.

Si estás dispuesto a seguir un delirio de estas características tal vez la película te resulte más llevadera.

En lo personal me pareció una obra fallida y no la recomendaría para pagar una entrada de cine.

Si bien no es aburrida la dirección del ignoto Nathan Frankowski no trabaja con solidez la fusión de géneros y su obra resulta un pastiche incompresible que deja sabor a poco.

Durante el primer acto tiene la intención de construir un film de terror y luego cambia drásticamente el tono de la narración para elaborar una propuesta de superhéroes noventosos con arcángeles que se desenvuelven a las piñas.

 Todo muy raro y los efectos de CGI chapuceros tampoco colaboran para generar entusiasmo por esta ensalada de géneros que propone el director.

 Si les genera intriga la premisa la pueden esperar en alguna plataforma de streaming que no se pierden nada relevante.