El gore digital y las numerosas secuencias de tiros no alcanzaron para levantar una película decepcionante dentro de una saga que ya dio todo lo que tenía para ofrecer en sus primeras dos entregas.

Inclusive como propuesta del cine de acción clase B hoy se pueden encontrar filmes mucho más decentes en las plataformas de streaming.

 Cualquier episodio de la saga Sniper (con Tom Berenger) le pasa el trapo a esta obra de del director Scott Waugh que estuvo plagada de problemas durante su producción.

Entre ellos el escándalo con Terry Crews quien fue acosado sexualmente y manoseado por el manager de Sylvester Stallone, Adam Venit.

El caso terminó con una exposición del actor en el Senado de los Estados Unidos que no recibió el apoyo de sus compañeros de elenco.

De todos modos ni la presencia de Terry hubiera podido levantar este muerto cuyas dos grandes debilidades paso a detallar.

Hace unos años Stallone se peleó con el productor Avi Lerner (un muchacho complicado de la industria de Hollywood) y decidió abandonar la saga Expendables.

Si bien después se reconciliaron la relación ya no fue la misma y el compromiso del actor con la franquicia cambió notablemente.

En la cuarta entrega optó por tener una participación más limitada y esto resultó fatal para un film que termina convertido en una propuesta individual de Jason Statham.

No es una casualidad que en esta oportunidad su apellido lidere el elenco en el afiche promocional.

Debido a que Sly se lavó las manos al pelado le quedó la complicada tarea de sacar adelante el espectáculo con un reparto que encima carece de grandes figuras.

Si no se hubieran caído las negociaciones con Pierce Brosnan, Schawarzenegger y Hulk Hogan esto tal vez hubiera tenido otro color, al menos para los fans nostálgicos del género.

De este modo Statham debió asumir un rol protagónico rodeado por el rapero 50 Cents, Randy Couture (quien nunca aportó nada), un sobreactuado Andy García, Megan Fox y un Dolph Lundgren muy limitado por sus problemas de salud.

 Después de la primera secuencia importante de acción (que quemaron en los trailers) el espectáculo decae notablemente, ya que se perdió la dinámica de grupo entre los mercenarios que era lo más divertido de ver.

Sobre todo por las interacciones de Stallone y Statham con el resto de los personajes  que conformaban el comando.

El tiro de gracia que termina por aniquilar a esta producción reside en el incomprensible desperdicio criminal de Iko Uwais y Tony Jaa.

Convocaron a dos íconos del cine de artes marciales que surgieron en las últimas décadas y en lugar de aprovecharlos para levantar la calidad de las secuencias de acción ambos terminan estancados en roles limitados.

El más afectado es el pobre Jaa quien es tratado como un extra con secuencias de peleas pedorras que ni siquiera se acercan a explotar su potencial.

Uwais en el rol de villano tiene un poco más de participación pero tampoco cuenta con el espacio para sobresalir en alguna escena notable.

Ni siquiera llegamos a ver un duelo entre ellos porque toda la atención la acapara Statham.

Esta cuestión sumada a la presencia limitada de Stallone genera que el film deje un sabor amargo.

La dirección de Scott Waugh no abusa tanto del CGI como ocurrió en Expendables 3 o en su reciente trabajo con Jackie Chan (Hidden Strike), sin embargo todo el tratamiento de la acción resulta penosamente mundano.

No hay una sola secuencia que quede en el recuerdo y el contenido gore no alcanza para levantar las falencias de una película que parece hecha sin ganas y a las apuradas.

Dentro de las presencias femeninas Megan Fox queda mejor parada que Ronda Rousey en la película previa y tras una introducción extraña de su personaje luego le pone onda a sus intervenciones pero tampoco puede hacer milagros.

El resultado final es una propuesta que si decidís postergar su visionado para Netflix no te perdés nada relevante.

La entrega anterior no había sido buena pero al menos tenía a Stallone entre las figuras centrales y un villano más digno a cargo de Mel Gibson.

Por el contrario, el antagonista principal de la nueva película es una desgracia, al igual que la resolución chapucera de la trama y contenido humorístico.

La sensación que deja esta producción es que Expendables no da para más y sin el compromiso de quienes crearon la franquicia es muy difícil entregarle al público una película satisfactoria.

Muy especialmente en tiempos donde el género encuentra mejores exponentes en la acción estilizada de John Wick o la saga Extraction que al menos presentan una mínima ambición técnica.