La leyenda ofrece exactamente la película trillada y genérica que podrías imaginar de una biografía de Bob Marley realizada en Hollywood.

En este caso puntual la decepción es mayor ya que la dirección corrió por cuenta de un buen director como Reinaldo Marcos Green, quien previamente presentó un gran trabajo con King Richard, basada en la historia de las tenistas Serena y Venus Williams.

Su nueva obra no parece haber tenido la misma dedicación en torno al desarrollo de la historia y los personajes.

La película, que dura menos que Madame Web, elabora una biografía muy superficial sobre un ícono cultural de la música donde la historia se presenta como si se tratara de un resumen audiovisual de Wikipedia.

El director nunca llega a explorar en profundidad la vida de Marley y el impacto que generó la música del artista dentro del complejo contexto político de Jamaica en el que se desarrolló su carrera.

La narración se limita a ofrecer un collage de viñetas banales que deja sabor a poco.

Kingsley Ben-Adir (Peaky Blinders) es un buen actor pero su labor en el rol principal se acerca más a la recreación de un Cosplay para un festival de música reggae que a la composición de un personaje.

Nunca se pierde en el rol y cuesta comprarlo como el músico ya que su labor se limita al trabajo de la imitación.

Lashana Lynch en el rol de la esposa del protagonista, Rita Marley, le aporta cierta dignidad a la película pese a que tampoco encuentra el espacio para desarrollar su personaje.

De un modo similar a lo que ocurrió con la reciente biografía de Whitney Houston las secuencias musicales son simpáticas y entretenidas, sin embargo el film como exponente del género biográfico no te deja nada y el espectáculo se siente banal.

Inclusive la narración parece acelerada como si el director hubiera sido obligado a entregar un corte de menos de dos doras ya que consideraron que el relato no daba para más.

Por este motivo el film nunca termina de capturar la historia de vida del artista ni el enorme impacto que dejó su música en la cultura popular.

Lo que queda es una biopic sin alma ni corazón, dos elementos que siempre estuvieron presentes en el arte de Marley.