Es un documental modesto y sencillo, pero con mucho corazón, porque está atado a una lucha social: lograr que la Corte Suprema de Justicia revise y anule la sentencia a cadena perpetua de Cristina Vásquez, una joven misionera acusada de matar a su anciana vecina. En la causa no hay ni una sola prueba concreta que la vincule al crimen y tampoco se tienen en cuenta los testimonios que señalan que estaba muy lejos del lugar del crimen en la fecha señalada. Este documental muestra cómo operan los prejuicios en el armado de las causas y las sentencias de los tribunales, pues lo único que el Tribunal pudo argumentar en contra de Cristina fue su estilo de vida.