Un estreno que llega con años de retraso a la Argentina. Yo la vi hace dos años en un festival de cine. Me parece una bellísima película sobre encontrar un propósito en la vida que la haga disfrutable, en este caso los personajes lo encuentran en la cocina, específicamente en la elaboración de dorayakis, un dulce típico del Japón. La cocina cumple aquí una función casi que terapéutica para tres personajes que han sufrido la soledad y la exclusión. Es tan sencilla, pero a la vez tan profundamente sensible, que es de esas películas que te sacan todo tipo de emociones.