Sin llegar a ser un gran espectáculo memorable Mansión embrujada consigue sobresalir entre los pocos filmes live action decentes que brindó Disney en los últimos años.

 Esta es la tercera producción que se desarrolla basada en una de las atracciones favoritas del parque temático de la compañía.

En el 2003 se estrenó la primera entrega con Eddie Murphy que pese a recibir críticas negativas superó 180 millones de dólares en recaudación.

Desde entonces el estudio intentó desarrollar la continuación que atravesó numerosos problemas.

En algún momento el director Guillermo del Toro llegó a estar involucrado con el proyecto pero luego lo abandonó para hacer otras películas.

En el 2021 se estrenó en Disney +un especial con los Muppets que tuvo una excelente recepción y este año la compañía sorprende con otro largometraje que levanta un poco la imagen deplorable que dejaron con los últimos live actions.

La nueva Mansión embrujada le pega 500 vueltas a la película del 2003 con un tono mucho más oscuro y un mayor contenido dentro del conflicto.

No todo funciona en el producto final pero las cosas que hicieron bien son estupendas.

La dirección corrió por cuenta de Justin Simien, conocido por la sátira política, Dear White People, donde exploró las tensiones raciales en la cultura actual de los Estados Unidos.

Su labor en Mansión embrujada sobresale en todos los campos donde fracasó la reciente continuación de Hocus Pocus 2, una obra que tenía pánico de abordar el género de terror para chicos.

Por el contrario, Simien presenta una película que funciona como un excelente vehículo para que los niños tengan su primer contacto con esta clase de temática.

Si esta producción la hubiera descubierto a los ocho años probablemente la habría amado en ese momento.

Dentro de un segmento específico del público infantil esta propuesta puede representar para las generaciones actuales lo que The Monster Squad o The Gate (con Stephen Dorf) significaron para los pibes de los años ´80 y las series Escalofríos y ¿Le tienes miedo a la oscuridad? en los ´90.

De hecho el espíritu de los libros de R.L.Stine está muy presente en este film, motivo por el cual si se engancharon con la recientes adaptaciones con Jack Black van a disfrutar esta propuesta ya que comparten un tono similar.

Siemen toma el riesgo de narrar la trama con un protagonista adulto que tiene un arco argumental bastante dramático.

LaKeith Stanfield, recordado por sus interpretaciones en Selma y Straigh Outta of Compton, compone a un científico que no cree en las cuestiones sobrenaturales y atraviesa el duelo por la muerte de su esposa.

Eventualmente termina en la famosa mansión junto a otros personajes excéntricos que intentan eliminar de la vivienda un ente maldito.

Stanfield es el corazón de esta película y la enorme empatía que genera con su personaje termina por opacar a las figuras más conocidas del reparto.

De esta versión de Mansión Embrujada sobresale especialmente el imponente diseño de producción con los decorados macabros, la fotografía y los momentos de terror para chicos que están bien ejecutados.

Tal vez se podía haber atenuado los efectos digitales con recursos más prácticos pero esas escena en general son efectivas. 

Entre los personajes secundarios tienen sus buenos momentos Danny DeVitto, Owen Wilson y la comediante de stand up Tiffany Haddish, mientras que las presencias de Jamie Lee Curtis y Jared Leto son apenas testimoniales.

Entre las debilidades del film se puede resaltar un exceso de personajes en la trama que le impide al director aprovechar mejor a las figuras conocidas.

Rosario Dawson es la más afectada y termina muy desaprovechada con un personaje que estaba para más.

Otro inconveniente del film es su duración de dos horas donde la construcción del clímax se extiende de un modo innecesario.  

Con 20 minutos menos el director hubiera presentado una película más redonda.

Pese a todo, el balance general es más que positivo sobre todo si tenemos en cuenta los recientes títulos que brindó Disney dentro del cine live action.