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Si algo le faltaba a la ecléctica filmografía de James Mangold (Logan) era incursionar dentro de la temática del drama deportivo, donde para variar vuelve a ofrecer uno de los estrenos más destacados del año.
Desde el momento en que la cámara nos introduce dentro de un Ford GT40 la película se vuelve fascinante y uno no quiere abandonar la experiencia hasta el final del recorrido.
A través de una detallada puesta en escena que recrea el mundo del automovilismo de los años ´60, Contra lo imposible describe la crónica de ese duelo fascinante que se dio entre las escuderías de Ford y Ferrari durante la carrera de las 24 horas de Le Mans de 1966.
Un evento que hasta la fecha contaba en el cine con aquella gran producción de Steve McQueen de 1971 (Le Mans) que no fue muy apreciada en el momento de su estreno.
El film de Mangold es muy diferente y se enfoca en describir la crónica de los hechos detrás esa duelo que se desató en las pistas, entre el equipo norteamericano y sus rivales europeos.
No es necesario ser fanático del automovilismo o contar con información previa sobre la trama para disfrutar esta propuesta por el modo en que el director desarrolló su relato.
Su narración inserta al espectador dentro de un mundo muy interesante y consigue que una discusión sobre cuestiones de mecánica o estrategias comerciales resulten fascinantes.
Si bien el conflicto se centra en el duelo deportivo entre Ford y Ferrari, el verdadero corazón de la película pasa por la historia de amistad y camaradería entre los corredores Carroll Shelby (quien tranquilamente podría tener su propia biografía) y Ken Miles; interpretados por Matt Damon y Christian Bale respectivamente.
Ambos actores, en un nivel excepcional, son los responsables de conseguir que uno se conecte emocionalmente entre los personajes y el competitivo mundo que los rodea.
Todo el arco argumental que tienen los personajes es muy emotivo y genera que el film trascienda la anécdota deportiva.
Por supuesto la gesta de la épica en las pistas de Le Mans es el disparador del conflicto pero las razón por la cual Contra lo imposible resulta tan emocionante se debe a lo que hacen Damon y Bale con sus personajes.
Durante el desarrollo de la trama Mangold explora muy bien los diversos componentes que conforman la subcultura del mundo del automovilismo, desde los laburantes que trabajan en los detalles mecánicos de los autos hasta los empresarios y ejecutivos de marketing que manipulan como marionetas a los pilotos.
En los campos más técnicos a la obra del director le sobran virtudes para obtener algunas nominaciones al Oscar, muy especialmente en los rubro de fotografía, edición y sonido.
Toda la reconstrucción de ese período histórico del circuito francés es sensacional por todos los detalles que se pueden apreciar a lo largo de la trama.
Obviamente las secuencias de acción con los autos se llevan el protagonismo con una labor impecable en la edición.
Muy especialmente en la gran carrera final.
El modo en que convirtieron un hecho verídico en un espectáculo atrapante es brillante y por eso también se convierte en una producción ideal para ser disfrutada en una pantalla de cine.
Por lejos, uno de los mejores estrenos que ofreció la cartelera durante el 2019.