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Aunque el título en castellano no suene muy prometedor, Mi mascota es un león es la mejor película sobre animales que se estrenó en el último tiempo y representa una grata sorpresa del cine francés.
Una propuesta que contó la producción de Jaques Perrin, responsable de dos obras maestras del género documental como Microcosmos (1995) y Nómadas del viento (2001).
La particularidad de este film es que tiene un contenido mucho más serio y maduro de lo que dio a entender su campaña promocional.
El relato presenta un coming of age femenino centrado en el proceso de maduración de una chica y su relación con un león salvaje al que adopta de cachorro.
Una característica muy especial de esta propuesta es que fue realizada con el mismo recurso que implementó Richard Linklater en Boyhood.
En este caso el director Gilles de Maistre completó el rodaje del film durante un período de tres años en el que registró el crecimiento real de la protagonista y el león, desde que era un cachorro hasta que entró en la adultez.
Toda la interacción entre ellos es muy realista y le otorga una carga emocional enorme a la trama.
La típica historia del proceso de maduración de la infancia a la juventud en este caso se potencia con el crecimiento del león que eventualmente afectará el vínculo entre ellos.
En estos días donde es común que los animales sean reemplazados por efectos digitales la obra del realizador francés ofrece un relato muy emotivo con interacciones genuinas entre los miembros del reparto y los leones.
La película logra ser emotiva sin manipular el melodrama y expresa un mensaje contundente sobre los horrores de la caza por entretenimiento, que lejos de ser un lugar común refleja una problemática vigente en la actualidad.
Muy especialmente en el continente africano que representa el escenario principal de este relato.
Cabe destacar que este film también despertó las críticas de varias asociaciones protectoras de animales en Europa por el hecho que se utilizara el desarrollo real de un león cachorro para este proyecto, que además fue supervisado por el famoso naturalista Kevin Richardson.
Un sudafricano conocido como “el encantador de leones” que es muy criticado por las organizaciones que se dedican a la protección de las especies en extinción, debido a su ideología de incentivar el contacto de la gente con los animales salvajes.
Un tema que sin duda se presta para su debate.
Ahora como propuesta artística la película es formidable y no sorprende en absoluto que se encamine a convertirse en la producción francesa más taquillera del 2019.
Para los amantes de este tipo de historia es una gran recomendación para tener en cuenta.