Tengo sensaciones encontradas con esta película: es muy divertida, muy poética, refleja muy bien la estética y el clima social de la época (París en el 68), así como las discusiones sobre el papel de los intelectuales en el cambio social, pero es difícil ver un retrato tan humano de un genio como Godard. El Godard de la cinta es tan encantador, como patético y manipulador. Es un tipo inseguro, que no sabe muy bien qué quiere, ni cómo lo quiere; sólo sabe que su cine debe abrazar la política de un modo más comprometido, lo que le va costar perder amigos, público y el respeto de cierta parte de la crítica. La relación con su joven esposa es por momentos misógina y violenta.