Después de haber participado en varias producciones nacionales, le llega a Enrique Pinti el momento de encabezar una película. Para la misma, se pone en la piel de Leopoldo Aguirre y así interpreta la tragicómica vida de este grisáceo empleado de Sección Anexo Archivo de Tribunales.
Por su parte, la laureada Carmen Maura es la encargada de darle vida al personaje de Isabel, la esposa de Leopoldo, a quien podría definirse como una mujer de carácter avasallante y ácido humor que no tiene otro remedio que reírse sin parar ya que de eso trabaja para un repugnante cómico de TV.
Ambos conviven en cuarenta metros cuadrados con sus treintanieros hijos, Martita - desocupada, divorciada y regresada al hogar - y Beto, cuyo único proyecto de vida es ver salir a Racing campeón mientras mira la televisión con su novia en el sillón.
Semejante panorama no hace pensar que ninguno de los personajes tuviera demasiado para decir en sus aburridas vidas. Sin embargo, el film comienza con Leopoldo en la tapa de los diarios y como figura estelar de todos los noticieros. Allí surge inevitablemente la pregunta: ¿Qué pudo haber hecho esta chatura ambulante para ganar semejante protagonismo?