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A esta altura la única purga necesaria que merece ser ejecutada es la de esta franquicia en la cartelera que no da para más.
La primera película de James DeMonaco no estaba mal y trabajaba con un concepto bizarro el subgénero de la invasión de hogares.
Había cierto comentario social que no se podía tomar demasiado en serio y el film era más que nada entretenido por la presencia de Ethan Hawke.
Luego vinieron las dos continuaciones que ofrecieron más de lo mismo y ahora le tocó el turno a la ya clásica e innecesaria historia de origen.
DeMonaco quedó afuera de esta entrega y en este caso la dirección quedó en manos del debutante Gerard McMurray, quien produjo la ópera prima de Ryan Coogler (Creed, Pantera Negra), Fruitvale Station (gran película que recomiendo si nunca la vieron).
McMurray tomó el concepto de la purga que estableció DeMonaco para desarrollar un típico Blaxplotation de los años ´70 ambientado en un futuro distópico.
Como solía ser recurrente en aquellos filmes, el protagonista de esta entrega es un traficante de drogas con conciencia social, quien por una noche deja su negocio para salvar su barrio de la amenaza del hombre blanco.
Una especie de Superfly moderno que se enfrenta al poder político que busca eliminar la clase sociales más bajas y muy especialmente a la comunidad negra.
El origen de la purga lidia con muy poca sutileza con los conflictos raciales y el acecho del gobierno norteamericano a los inmigrantes que hoy es un tema de actualidad en Estados Unidos.
El problema es que todo esto se desarrolla en una película tonta que se centra en las escenas de violencia extrema que ya vimos en las entregas anteriores.
La película despierta cierto interés en los primeros 10 minutos donde se establece el contexto de lo que será el experimento de la primera purga y después derrapa con la estupidez.
En el medio aparece Skeletor un pseudo Jason Voorhees que representa el único elemento del cine de terror en esta producción que es más bien un thriller de acción.
El tema es que Skeletor, quien era un antagonista decente, luego desaparece durante la mayor parte del film para tener un deslucido regreso en el acto final.
El film de McMurray tiene la ventaja de contar con un reparto decente, que incluye una participación de Marisa Tomei, completamente desaprovechada por el guión.
Las secuencias de tiroteos durante el clímax están muy bien realizadas pero no hay mucho más para destacar.
El film no consigue establecer situaciones sólidas de suspenso y todo se desarrolla de un modo muy burdo y predecible hasta el paupérrimo final que ni siquiera se esfuerza por conectar este capítulo con el resto de la saga.
Por ese motivo el film resulta insignificante ya que no le aporta ningún contenido relevante a la película original ni las continuaciones que vinieron después.
Lo único positivo es que dura apenas 97 minutos y por lo menos termina rápido.
En lo personal no la recomiendo para el cine ya que es una propuesta bastante pobre que se puede dejar para la televisión.