Ésta es una de las típicas películas que los snobs alaban si son extranjeras pero al ser nacional la menosprecian. Creo que es una de las últimas peliculas argentinas que más me gustó. Si bien muchos podrán decir que "no pasa nada" y que "es lentísima" lo que sucede está en los detalles y a un ritmo que me pareció el adecuado. Fabuloso laburo de Rivas y Subiotto me pareció encantador. Aunque decididamente no va la va a ver mucha gente me parece super saludable que exista este tipo de cine en nuestro país también. Es decir que no todo sea Darín. Bellísimas imágenes. Dato de color entre tanto blanco y negro: La historia es verídica y de su familia, según contó el director.

Su ritmo lento y solemne le exige paciencia a quien la vea. Si buscan entretenerse por diversión pura, probablemente les pese mucho; si son de bancarse una peli que avanza paulatinamente, mientras las actuaciones, la dirección, el guión y el montaje buscan a un espectador activo, se las recomiendo totalmente. En el cine Gaumont de Rivadavia la siguen proyectando y la verdad que está muy lejos de ser un desperdicio.

La dieron en su momento en el festival de Mar del Plata, y así como lo expone Matías, así también recuerdo a esta película. En realidad creo que lo que perdura es esa imagen asociada a Erica Rivas siendo subrepticiamente manipulada y hastiada por su entorno. Erica Rivas en una especie de claustrofobia social, sin arranques de ira (su personaje no se lo permitiría). Recomiendo.

Una estética impecable y una atmósfera tan bien lograda que permiten conmover a través de una historia sencilla y sutil, y de una excelente actuación de Erika Rivas, quien se perfila como la mejor actriz argentina de su generación, que hace con un papel modesto una soberbia interpretación. Lo mismo la actriz que hace de su madre, expresan más de lo que dicen. Grandes planos, bella fotografía. Delicadamente hermosa película

Una gran película. Excelentes las actuaciones, la dirección de arte, realmente vale la pena vivir la historia. La historia es íntima, profunda y conceptual, sobre todo el final. No tiene desperdicio.

Es muy sencilla en su planteamiento: una mujer joven y con dos hijas gemelas se queda viuda de repente, pero no puede vivir su duelo con tranquilidad, porque sus circunstancias sociales y familiares la obligan a aceptar al millonario que la pretende. Sin embargo, la puesta en escena es rica en detalles y permite que emerja una Erica Rivas que comunica mucho, con muy poco. Olvídense de María Helena Fuseneco y de la Romina de Relatos Salvajes. Acá Erica rivas se adueña de la escena, pero con una sutileza que transmite muy bien la debilidad externa y la fortaleza interior de esa viuda burguesa de los años cincuenta que todos quieren proteger de las penurias de no tener un hombre detrás.