Frank Moore, un desilusionado sacerdote católico conocido en los círculos eclesiásticos como "El Matador de Milagros", es llamado de urgencia a una reunión con su obispo. Una estatua de mármol en un convento en las afueras de Chicago llora lágrimas de sangre y el sacerdote local está pidiendo que se canonice a Helen O'Regan, una mujer profundamente devota que vivió en el convento hasta el día de su muerte y a quien la comunidad cree ser la responsable por las "lágrimas curativas".
Luchando con su fe y no estando dispuesto a pagar el precio emocional de una investigación que termina desenmascarando otro fraude, Frank es sin embargo persuadido a investigar la vida de Helen. Su primera entrevista, con la hija de Helen, Roxanne, aumenta su ansiedad interna ya que él se siente muy atraido a ella.
A medida que los días pasan, Frank comienza a creer en milagros, reviviendo su cansada fe mientras que en su interior se libra una batalla, ya que debe decidir entre la causa de Helen y sus sentimientos por Roxanne. Cuando los hallazgos de Frank hacen que el Vaticano envíe un tribunal a Chicago, él debe presentar su caso al escéptico Arzobispo Werner, "El Abogado del Diablo".