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Pacto criminal brinda el esperado regreso de Johnny Depp a la actuación luego de varias interpretaciones en piloto automático que presentó en los últimos años.
En esta película demuestra que su talento sigue intacto y sorprende con la composición de uno de los personajes más siniestros de su filmografía.
Whitey Bulger fue uno de los criminales psicópatas más famosos que surgieron dentro de la Mafia irlandesa de Boston durante los años ´70.
Era inevitable que en algún momento se contara en el cine la historia de este criminal que llegó liderar la lista de los gángsters más buscados por el FBI y sirvió de inspiración al rol de Jack Nicholson en Los Infiltrados, de Martin Scorsese.
Depp brinda una composición fantástica de Bulger y es la principal razón por la que vale la pena ver esta película.
En este caso se sumergió por completo en la personalidad del gángster y logró capturar con precisión los aspectos más oscuros de su personalidad.
Son esos casos donde el artista desaparece por completo en un rol y el espectador sólo ve en la pantalla al personaje y se olvida de la estrella de cine que lo encarna.
Es un placer disfrutar un trabajo de Depp después de tanto tiempo en un film que encima tiene en su reparto a figuras como Kevin Bacon, Benedict Cumberbatch y Joel Edgerton, quien atraviesa un gran momento de su carrera.
Actualmente se lo puede ver en su ópera prima, El regalo, y acá brinda otra gran interpretación que sobresale entre lo más destacado de Pacto criminal junto con el trabajo del protagonista
Lamentablemente el trabajo del director Scott Cooper (Crazy Heart) termina siendo trascendente por la labor de los actores, pero no es una película que explote todo el potencial que tenía esta historia real.
Creo que en esto tuvo mucho que ver el modo en que el cineasta abordó la narración, donde se limitó a brindar un "grandes éxitos" de la carrera criminal de Whitey Bulger, sin explorar en profundidad los vínculos emocionales entre los personajes.
Durante dos horas la trama reconstruye varios de los asesinatos macabros que cometió el mafioso y las estrategias del FBI para atraparlo, pero nunca se llega a conocer en profundidad al protagonista y el mundo en que se desenvuelve.
La narración de Cooper presenta numerosos saltos temporales que se limitan a mostrar determinados hechos que ocurrieron en la vida de Bulger y todo se desarrolla de un modo muy previsible y condensado.
No hay grandes momentos de suspenso y el film en general nunca llega a ser cautivante.
Todo lo contrario a lo que ocurría en esa subestimada obra maestra del cine gángster que fue Donnie Brasco (también protagonizada por Johnny Depp), donde el director Mike Newell tomó un caso real y lo convirtió en un thriller fascinante.
Hasta los momentos finales el espectador no tenía idea lo que iba a ocurrir con el personaje de Depp, quien encarnaba un policía encubierto que se infiltraba en la Mafia italiana.
En esta producción Cooper construyó un relato más previsible.
Pacto Criminal tiene otros méritos. Lo mejor de la película reside en la labor de sus protagonistas y la excelente fotografía de Masanobu Takayanagi (Warrior) que le brindó la estética perfecta al oscuro y macabro mundo de Whitey Bulger.
Aunque no sea una biografía de gángsters que quedará en el recuerdo, la película vale la pena por la labor de Johnny Depp, quien presenta su mejor interpretación en el cine desde Blow.
Un motivo más que suficiente para disfutar este estreno en una sala de cine.