Rápidos y furiosos tuvo la oportunidad perfecta hace unos años para concluir la saga en la séptima entrega con el homenaje a Paul Walker.

Un film que hasta la fecha conserva el mejor promedio de críticas positivas, tanto del público como de la prensa.

Sin embargo Vin Diesel y el estudio Universal optaron por estirar la serie todo lo que se pueda con producciones infumables que hoy sólo son celebradas por el nicho de fans más acérrimo que tiene la franquicia.

Para el resto de los espectadores el contenido que van a encontrar en este estreno es lo mismo de siempre sin cambios significativos.

Todo lo que antes podía resultar entretenido por las ridiculeces que se presentaban en las secuencias de acción ahora se siente monótono y redundante.

Desde los chistes forzados de Tyrese Gibson en su fallido intento por ser gracioso hasta  la reggaetón manía que te taladra la cabeza y los infumables asados familiares de Toretto con sus consejos de vida.

Dentro de este contexto hay dos elementos en el nuevo film que ayudan a que el tedio sea un poco más llevadero.

Por un lado la incorporación de Jason Momoa en el reparto, quien ofrece la mayor sobreactuación de su carrera con un villano grotesco que fusiona al Pierre Nodoyuna de Los Autos Locos con Ricardo Fort.

El personaje parece pertenecer a otra película y no encaja demasiado en esta saga pero sin sus intervenciones me hubiera costado mucho llegar al final, ya que es el único artista que no trabajó en piloto automático.

En el caso de Brie Larson la actriz resultó completamente desaprovechada en un papel intrascendente que no suma nada.

Dentro de los pocos aspectos positivos se puede rescatar la dirección del francés Louis Laterrier, quien a comienzos del siglo 21 sobresalió entre los discípulos de Luc Besson como realizador de la saga El transportador y ese gran drama de artes marciales subestimado que fue Unleashed, con Jet Li y Bob Hoskins.

Laterrier viene de hacer un gran trabajo con la precuela del clásico de fantasía The Dark Crystal y en esta película tuvo la acertada elección de reducir considerablemente el contenido de estupidez dentro las secuencias de acción.

Si bien la película cuenta con ese tipo de momentos delirantes que esperan los fans, en esta entrega son más limitados y los protagonistas no terminan en el espacio o con los autos sobre un submarino.

La especialidad del francés suelen ser las coreografías de peleas y llegó a incluir un combate entre Charlize Theron y Michelle Rodríguez que está muy bien realizado y lleva su firma.

Después no hay mucho más para resaltar.

Junto con los paupérrimos efectos CGI, que dejan la impresión que la película no completó su etapa de post-producción, lo peor de Fast X es su duración de 141 minutos.

 Para la historia que presentaron con una hora y media hubiera quedado una propuesta mucho más redonda.

Sin embargo en esta entrega decidieron separar a los protagonistas en varias subtramas aburridas que terminan por alargar el espectáculo de un modo innecesario.

En resumen, un capítulo más de una saga decadente cuyo visionado (salvo que seas fan) se puede postergar tranquilamente para la televisión.

A esta altura, es muy raro ser espectador de esta saga.

La décima entrega de la franquicia Rápido y Furioso poco tiene que ver con las primeras. Se llegó a un punto donde la inverosimilitud y la parodia danzan de un lado a otro y se traspasan constantemente, lo que hace que el pacto realidad/ficción y suspensión de verosímil sea difícil.

Pero al mismo tiempo, uno logra reírse de ese código hibrido que han logrado.

En esta ocasión sin ir hacia el espacio en un auto (con trajes de buzos) pero rompiendo también todas las reglas de la física.

La historia es obvia, es un delirio, es un pastiche y habría que jugar uno de esos drinking games cada vez que dicen la palabra “familia”.

A Vin Diesel ya no le importa nada y su cara cada vez tiene menos expresiones. El resto del elenco cumple y al mismo tiempo da la sensación de que muchos no quieren estar ahí. Como por ejemplo Brie Larson.

En cambio, Jason Momoa se roba el show como el villano. Él si disfruta muchísimo su papel.

¿Cameos? Todos. ¿Sorpresas? Muchas. ¿Paul Walker? Ya son insostenibles las justificaciones que utilizan para no ver a su personaje.

En definitiva, si ya estás dentro de este delirio vas a seguir ahí y te vas a reír. Y también vas a esperar las dos películas que siguen,

En cambio, si ya te bajaste de estos autos, va a ser muy difícil que puedas volver a entrar en uno a esta velocidad.