Una película dulce y trágica, que aborda con ojos de niño los estereotipos sobre la masculinidad y la crisis venezolana. El protagonista hace todo lo posible por tener el cabello liso como los cantantes pop juveniles que ve en la televisión. A la par de eso tiene que crecer en un entorno difícil, signado por la pobreza y el machismo fomentado por las propias mujeres. Su vecina quiere ser miss (reina de belleza), lo que en Venezuela, desde hace muchos años, es una carta segura a una mejor vida. La película no es una crítica política, pero sí cuestiona a través de la realidad de los protagonistas qué tan cierto es eso de que en Venezuela se está construye una sociedad distinta.