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Deadpool es el remedio perfecto para combatir el desgaste y la saturación que generan tantas producciones basadas en cómics dentro del cine y la televisión.
Me senté en la butaca a verla sin ganas y me encontré con la película más irreverente y subversiva en la historia de los estudios Marvel.
No es una exageración afirmar que Deadpool ya hizo historia en este género y marca una bisagra por el modo en que desconstruyó el concepto del film de superhéroes.
Creo que es una producción que llegó en el momento justo, donde muchos espectadores ya empezamos a sentir cierto cansancio antes tantas ofertas que brindan más de lo mismo.
Deadpool no sólo se ríe de los clichés del género, sino que además los revierte para brindar una experiencia diferente.
Más que destacar debo agradecerle al director Tim Miller la estupenda idea de narrar la historia de manera no lineal. Algo que nos permitió a los espectadores evitar la tortura del origen del superhéroe.
Esta vez no tenemos que esperar una hora hasta que surja el protagonista, sino que la trama presenta a Deadpool desde la primera escena y a través de flashbacks el director nos cuenta su origen.
Un recurso que generó que la película sea mucho más dinámica y entretenida. En esta producción la historia del personaje se va construyendo como un rompecabezas que nos permite comprender las actitudes del psicópata Wade Wilson (Ryan Reynolds).
Hasta hace unos días este ícono de la editorial Marvel , al igual que los Guardianes de la Galaxia, era completamente desconocido para el público general.
Reynolds lo había interpretado previamente en X-Men orígenes: Wolverine donde Deadpool estaba irreconocible.
Esta nueva película finalmente le hizo justicia a este anti-héroe de culto y captura a la perfección el espíritu original del cómic.
El film de Tim Miller es como Deadpool: irreverente, exacerbado y grotesco.
Como suele ser tradicional en su revista, el personaje también rompe la denominada "cuarta pared" en la película para hablarle directamente a los espectadores. Un recurso que desde las escenas iniciales invita al público a vivir una experiencia distinta.
El guión es estupendo por el modo en que se trabajan con humor las referencias hacia la cultura popular. Desde la gloriosa serie animada Voltron hasta los filmes del estudio Fox, Deadpool se burla de todo y no deja títere con cabeza. Incluido el propio universo cinematográfico de Marvel.
Ahora bien, más allá del lenguaje vulgar, las escenas de sexo y la violencia extrema, la virtud de esta película es que presentan una de las mejores historias de amor que se vieron en el género de superhéroes.
La relación entre Wade Wilson y Vanessa (una excelente Morena Baccarin) llega ser bastante tierna y le aportó la humanidad necesaria al protagonista.
Es muy interesante lo que hicieron con este aspecto del film porque evitaron que Deadpool sea una propuesta tonta que solo se concentra en las escenas sangrientas.
Acá hubo un muy buen desarrollo de los personajes y durante el transcurso del conflicto los espectadores pueden conocer en profundidad al protagonista.
No puedo dejar de destacar la tremenda interpretación de Ryan Reynolds quien brinda probablemente el mejor trabajo de su carrera. Hace mucho que el actor no se lucía de esta manera y con Deadpool tuvo la oportunidad de mostrar su versatilidad para la comedia y el drama.
El único problema que tiene este film es que deja una vara demasiado alta, tanto para una secuela como para el resto de los filmes de superhéroes.
No va a ser tan sencillo superar esta producción.
Por lo pronto se encuentra disponible en la cartelera una gran película que recomiendo especialmente a quienes desconocían las existencia de este personaje.
Vayan a descubrir a Deadpool que se van a sorprender con una de las películas más divertidas que se estrenaron este verano.