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Godzilla II no sólo consolida al MonsterVerse como la franquicia más sólida que posee el estudio Warner en la actualidad, sino que además brinda la mayor reunión épica de los monstruos tradicionales asiáticos que se registró en este siglo.
El último antecedente notable en abordar este concepto había sido la producción japonesa del 2001, Giant Monsters All-Out Attack, un hermoso festín bizarro donde el famoso reptil terminaba literalmente a las piñas con dos personajes icónicos, como Mothra y King Ghidora.
Sin embargo esta nueva entrega hollywoodense elevó la misma premisa a otro nivel por medio de un tratamiento brillante de la acción y una buena adición de elementos del cine de terror.
En esta oportunidad Warner apostó a un cambio de director que en mi opinión resultó una jugada clave en el resultado final de este film.
Gareth Edwards, realizador de la primera entrega de Godzilla, fue reemplazado por Michael Dougherty (viejo colaborador como guionista de Brian Singer en Superman regresa y la saga X-Men), quien sobresalió en el cine de horror con Trick ´R Treat (2007) y Krampus (2015).
Dougherty propone una película mucha más dinámica que aprovecha mejor la presencia de los monstruos dentro de un argumento entretenido.
En términos generales la presencia de los personajes humanos suele ser una molestia en estas películas y tiene la finalidad de llevar adelante un conflicto que justifique la batalla de los bichos gigantes.
La trama que propone Dougherty en este film se podría calificar de decente y los nuevos personajes principales son afables y no estorban el desempeño de los monstruos que se destacan como la principal atracción.
De hecho, el guión es completamente superior a las últimas propuestas que brindó el cine asiático en este género y no contamina el conflicto con situaciones de humor estúpidas.
Los japoneses encontraron el balance perfecto en esta cuestión en la excelente Shin Godzilla, del 2016, que tenía un gran argumento, pero es una rareza que no representa a la mayoría del cine Kaiju.
Godzilla II le se impone ante el cine asiático con una de las más sobresalientes entregas que tuvieron estas famosas criaturas en la pantalla grande.
King Ghidora (el personaje que tiene tres cabezas) jamás se vio tan aterrador, sádico y espectacular como en esta producción norteamericana que lo resalta como un villano memorable.
Después te encontrás con un Rodán completamente sacado e inspirado en su maldad, Mothra que tiene algunos momentos magníficos, y sumado al retorno del reptil la película termina por brindar una auténtica fiesta en la pantalla grande.
Al menos para quienes somos fans de este género y crecimos con los clásicos asiáticos.
La posibilidad de ver las típicas batallas de monstruos grotescas con este nivel de realización es una experiencia formidable.
Dentro de este contexto, el fan service, con la inclusión soberbia que emplea el director de las melodías japonesas clásicas de Godzilla y Mothra, aporta un contenido nostálgico notable que no pasa desapercibido.
La sensación que deja esta película es que hubo un compromiso de Michael Dougherty por brindar el mejor espectáculo posible y sería injusto no reconocerle eso a su labor de dirección.
La cohesión entre las criaturas y los humanos es perfecta y a nivel visual le pasa el trapo a muchos producciones recientes. Un tema que muchas veces solemos dar por descontado, cuando la realidad es que la mayoría de los filmes hollywoodense tienen severas falencias en el uso de los efectos digitales.
Un claro ejemplo es Aladdin donde la alfombra mágica en las secuencias de vuelo parece atada con alambre.
En esta continuación sobresale todo el diseño impecable que tuvieron las criaturas y sus desplazamientos fluyen con mucho realismo.
En los últimos 40 minutos, cuando el relato del director se convierte en el Wrestlemania de los monstruos gigantes, asistimos a un espectáculo que para mi gusto personal sobresale entre los mejores momentos de Godzilla en la historia de su filmografía.
Realmente no sé si todo el mundo disfrutará con el mismo entusiasmo esta película pero si les puedo asegurar a los fans del género que no saldrán decepcionados del cine.
Recomiendo verla en una pantalla que tenga el mejor sonido posible y recuerden que al final de los créditos hay una escena adicional.