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La historia de la muñeca Annabelle, inspirada en hechos reales, fue uno de los momentos destacados del film de James Wan, El conjuro.
A raíz de la repercusión que tuvo el personaje en el público el estudio Warner enseguida puso en marcha esta producción que se hizo a las apuradas.
El pasado mes de enero comenzó el casting de los actores y para fines de febrero la película ya estaba terminada. No hubo mucho tiempo para pensar una buena historia.
Annabelle presenta un origen ficticio de la maldición de la muñeca que se desarrolla unos años antes de los hechos resumidos en el prólogo de El conjuro.
En el pasado el género de terror brindó películas muy divertidas relacionadas con juguetes macabros que matan gente (ver nota:
Muñecos malditos en el cine).
Annabelle lamentablemente no quedará en el recuerdo entre las grandes historias que se hicieron con esta temática.
La gran debilidad del film es que la muñeca sobresalió mucho más en las primeras escenas de El conjuro que en los 99 minutos que dura este estreno.
La trama brinda otro trillado argumento de posesiones satánicas donde una sucesión de hechos paranormales representan los momentos más destacados de la película.
Con algunas referencias al trabajo de Roman Polanski, El bebé de Rosemary, y un demonio cuya presencia en el argumento no tiene sentido, el film narra las tribulaciones que sufre un insulso matrimonio joven de Los Ángeles.
El rol de Annabelle en el conflicto se limitó a ser un objeto de utilería que simplemente llama la atención por su exagerado aspecto macabro.
Es evidente que los productores evitaron hacer otra típica historia de Puppet Master. Sin embargo, la historia no terminó por aprovechar al personaje de la muñeca y se limitó a ofrecer otro predecible cuento de fantasmitas vengativos.
También incluyeron los típicos clichés raciales, donde no falta la clásica mujer negra que la tiene clara con el ocultismo.
La dirección estuvo a cargo John R.Leonetti, quien había sido director de fotografía de Chucky 3.
Esta fue su tercera película como realizador luego de Mortal Kombat: Annihilation y El efecto mariposa 2. Más allá de acudir a los efectos de sonido para genera algún shock en la trama, el cineasta no presenta demasiados recursos en su narración para evitar escenas trilladas que ya vimos infinidades de veces en otros filmes.
Los momentos de terror más logrados son aquellos en los que Leonetti decide calcar el estilo de James Wan para impactar al espectador.
En lo personal me pareció decepcionante que Annabelle no fuera más aprovechada en el conflicto. Toda la promoción de los afiches y los avances giraban en torno al personaje y después en el film te encontrás con otra cosa.
No deja de ser llamativo que en la actualidad las mejores propuestas de terror se ven en la televisión con producciones como The Walkind Dead o American Horror Story que por lo menos brindan más satisfacciones que los estrenos cinematográficos.
Esperemos que las cosas mejoren la próxima semana con REC 4.