Rolondo es un científico responsable y obsesivo que estudia la conducta sexual de los mejillones. Estuvo casado con una mujer que un buen día lo dejó aplastando su orgullo y diciéndole que no era un hombre de verdad. Tiempo después, Rolondo llega a Tenerife a estudiar los mejillones mozambiqueños y alquila una casa frente al mar, aunque con un pequeño detalle: la propiedad todavía esta ocupada por su antigua inquilina, Paula.
La joven es una bonita periodista argentina que se quedó sin trabajo y no tiene donde ir. Por eso, Rolondo le permite quedarse y se ven obligados a convivir, un elemento para nada menor si se tiene en cuenta que sus personalidades son absolutamente opuestas. El es ordenado y prolijo hasta lo insoportable y ella es insoportablemente desordenada y desprolija. El es rígido. Ella abierta. Él es planificado. Ella desprogramada. El es heterosexual. Ella homosexual.
Aunque en un punto coinciden, ya que a los dos les gustan las mujeres. Pero aquí comienza el problema, ya que Rolondo se enamora de Paula, pero ella le dice claramente que no le gustan los hombres. Pero a Rolondo esto parece no importarle, ya que es capaz de sacrificarlo todo por la mujer que ama.