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El director Jon Favreau brindó la mejor película live action que se hizo hasta la fecha sobre la obra de Rudyard Kipling, El libro de la selva.
En adelante, cuando alguien desee conocer las grandes producciones relacionadas con esta obra maestra de la literatura, el trabajo de Favreau se destacará entre las más fieles adaptaciones, junto con la película animada soviética de Roman Davydov (1973) y el animé de 1989, Jungle Book Shōnen Mowgli.
Dentro del cine live action ningún otro film le hizo tanta justicia a la creación de Kipling como el director de Iron Man.
Su tratamiento de esta historia tuvo un enfoque muy similar a lo que hicieron los japoneses en los ´80 dentro de los dibujos animados.
Es decir, dentro de una misma trama Favreau fusionó el conflicto más oscuro e intrigante de la obra literaria con la versión más infantil que presentó Disney en 1967.
La primera mitad del film es 100 por ciento Kipling y el relato tiene el tono de los cuentos originales. Luego con la aparición del oso Baloo, interpretado por un brillante Bill Murray, la película se encamina por el terreno de Disney.
Sin embargo, Favreau logró encontrar el balance perfecto entre estos tonos tan diversos y el resultado es excepcional.
La película incluye algunas escenas musicales con las clásicas canciones de los hermanos Sherman, pero también está presente el conflicto dramático de Mowgli con el tigre Shere Khan.
La verdad que El libro de la selva es una propuesta muy difícil de adaptar en el cine porque para desarrollar bien la trama que concibió Kipling es necesario una trilogía de películas.
La historia comienza con el nacimiento de Mogly y termina cuando el protagonista se convierte en adulto y forma su propia familia.
Es muy complicado adaptar en un film de 105 minutos un conflicto que presenta tantos personajes y subtramas.
Por eso es menester destacar la narración de Favreau, ya que logró comprimir la esencia de la historia de Mogly en un conflicto sólido.
Obviamente esto no se hubiera podido hacer sin algunos daños colaterales.
Por ejemplo, uno de los personajes más querido de El libro de la selva como es la serpiente Kaa, quien fue uno de los grandes maestros de Mogly y no la figura villana que distorsionó Disney, acá tiene una breve participación.
El personaje interpretado por Scarlett Johnasson, que sigue la versión de la película animada, se ve espectacular pero apenas llega a destacarse.
Esto me lleva a resaltar otra de las grandes virtudes de esta película que son los efectos especiales.
El trabajo que hicieron con los animales es realmente brillante y durante el visionado del film te olvidas literalmente que son personajes creados por efectos digitales. Todos los animales cobraron vida de un modo especial.
Como hizo con los filmes de Iron Man, Favreau puso la tecnología CGI al servicio de la historia y no al revés como solemos ver a menudo en películas mediocres como Dioses de Egipto.
Desde los aspectos técnicos esta producción es impecable.
No puedo cerrar esta reseña sin destacar la excelente labor de Neel Sethi en el rol de Mowgly. Este fue su debut cine y brinda un trabajo fantástico donde logra darle vida al personaje de Kipling. Un buen detalle que los realizadores escogieran un niño que proviene de una familia de orígenes indio y Mogly no apareciera como un chico rubio de ojos celestes.
No se pierdan El libro de la selva, es una gran película que no tiene desperdicio y merece ser disfrutada en una sala de cine.