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El director Ron Howard redimió a la Fórmula 1 en el cine con una de las mejores películas que se estrenaron este año.
Después de aquel insulto que fue Alta velocidad (Stallone), estrenada en el 2001, Rush le devolvió la dignidad a estas historias con un film apasionante.
El nuevo trabajo de Howard ya se ganó un puesto en el podio de las grandes películas de automovilismo junto a Grand Prix (1966), aquella joya de John Frankenheimer donde aparecía Juan Manuel Fangio y Le Mans (1971) con Steve McQueen.
Obras maestras dentro de esta temática.
También se podría mencionar Días de Trueno, de Tony Scott, que fue una muy buena producción en su momento sobre las carreras de Nascar, pero me cuesta ubicarla a la misma altura que las dos producciones citadas.
Aquel pibe de 23 años responsable de aquella película de culto hoy al final se convirtió en un cineasta consagrado que terminó por retratar un período histórico de esta actividad deportiva, cuyos hechos y protagonistas parecerían haber sido creados por un guionista de Hollywood.
La trama se centra en la histórica rivalidad entre el austríaco Nikki Lauda y el británico James Hunt, quien fue el Keith Richards de los pilotos de Fórmula 1.
Un rockstar total muy recordado por su fama de playboy que lo convirtieron en un abonado a las revistas de chimentos de los años ´70.
Lauda en cambio tenía una personalidad completamente opuesta. Un genio de esta actividad con una disciplina y coraje increíble que lo llevaron a superar situaciones adversas en la vida.
En la película Nikki es interpretado por Daniel Bruhl, el protagonista de Goodbye Lenin, quien la rompe con su trabajo en esta historia. No sería para nada loco pensar que pudiera terminar nominado al Oscar por esta labor, ya que está excelente.
Por otra parte, la actuación de Chris Hemsworth es interesante porque en los primeros minutos de la trama uno tiende a verlo como Thor en la Fórmula 1, pero luego te das cuenta que acá compuso un personaje diferente al que cuidaron un poquito en el guión.
El verdadero Hunt, que en la vida real era más flaco y no tenía el cuerpo trabajado de Hemsworth, tuvo serios problemas de adicciones que por alguna razón no se retrataron en la película. Sí se muestra su perfil de playboy y amigo del descontrol nocturno que es también por lo que se lo recuerda como un personaje muy especial, más allá de su tremendo talento en las pistas.
Dentro de la narración, Ron Howard se mantuvo fiel a los hechos reales y no exageró el conflicto con situaciones hollywoodenses. Algo que sorprendió al propìo Nikki Lauda que elogió al director por este motivo.
Las secuencias de las carreras son increíbles y la Fórmula 1 nunca sobresalió en el cine como en esta película.
En términos de realización es impecable y creo que representa por lejos uno de los mejores filmes de Howard en muchos años.
Otro aspecto interesante es que cada actor que se seleccionó en el reparto tiene un increible parecido con el personaje real que interpreta, algo que me sorprendió mucho.
Así no seas fan del automovilismo Rush es una historia que te atrapa por la humanidad de los personajes y los conflictos que viven.
Una de mis favoritas de este 2013 que recomiendo disfrutar en una sala de cine.