Alegría. Una película feliz que demuestra que no importa el tema sino la forma en que se lo filma. La película evita los golpes bajos desde la primera escena en la que se muestra al hijo de 8 años sano. Ya está! sabemos que el bebé no se va a morir. No es eso lo que mantiene el suspenso. Es el cine lo que te atrapa, la increíble variedad de tonos y registros. La notable velocidad narrativa que hace que en 10 minutos conozcamos a la pareja y el problema. Donzelli barre con los lugares comunes sobre el "cine francés" (lento y aburrido) y sobre las historias basadas en un "hecho real" (lacrimógenas y sensibleras). Todo lo contrario: una película vital y emotiva, para ver varias veces.