Frank McCourt ;nació en Brooklyn en 1934, en plena depresión económica. Sus padres, Angela (Emily Watson) y Malachy (Robert Carlyl ), son inmigrantes irlandeses que regresan a Irlanda y van a vivir a los barrios pobres de Limerick.
Angela no tiene dinero para alimentar a sus hijos ya que el padre rara vez trabaja, y cuando lo hace, se gasta lo que gana en alcohol. A pesar de toda su irresponsabilidad, Malachy despierta en Frank un apetito por lo único que le puede ofrecer: una historia. Frank vive por las historias que su padre le cuenta de Cuchullan, que salvó a Irlanda, y del Ángel que le trae los bebés a su madre.
Quizás es gracias a esta historia que Frank sobrevive. Llevando harapos como pañales, mendigando una cabeza de cerdo para la cena de Navidad, y juntando el carbón de la calle para encender el fuego, Frank soporta la pobreza, la falta de comida, y la crueldad de los parientes y vecinos, y nos cuenta su relato con elocuencia, exuberancia, y una compasión admirable.