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300: El origen de un imperio es un muy buen complemento del film original que Zack Snyder presentó en el 2006.
Una película bastante castigada por algunas mentes brillantes que esperaban ver un drama histórico en una producción basada en un cómic de Frank Miller, con todo lo que eso representa dentro del mundo de la historieta.
Los 300 espartanos, la película de 1962 de Rudolph Maté, que inspiró la novela gráfica de Miller, fue un gran drama que se acercó a los hechos reales.
Estos filmes recientes, por el contrario, son propuestas de fantasía que se enfocan más en los aspectos visuales que en un guión con gran contenido que respete rigurosidades históricas.
En consecuencia, los que odiaron la película del 2006 no van a cambiar de opinión con la nueva entrega y los fans, que no son pocos, seguramente la disfrutarán un poco más.
Lo mejor de este estreno pasa por la manera en que Snyder estructuró el guión y la fabulosa interpretación de Eva Green.
Algo interesante de la historia es que los primeros diez minutos funcionan como una precuela de 300 que se relaciona con el origen de Xerxes (Rodrigo Santoro), luego el conflicto central se desarrolla de manera paralela a los eventos de la batalla de las Termópilas, y la media hora final narra los hechos posteriores a la muerte de Leónidas.
Está bueno como la película se conecta con el film del 2006 y por eso me pareció que es un complemento de aquella producción.
Dentro del reparto, Eva Green se roba por lejos el film con su particular composición de la reina Artemisia, que tiene muy buenos momentos.
Una versión comiquera y más gótica de este personaje histórico que se adaptó a la interpretación fantasiosa que propone 300.
El líder de los espartanos, Temístocles, quedó a cargo de Sullivan Stapleton (Fuerza antigángster), un muchacho que carece del carisma de Gerard Butler y por ese motivo también Eva Green logra destacarse en cada escena en la que aparece, ya que es la figura más importante y talentosa del reparto.
La dirección corrió por cuenta de Noam Murro, un realizador desconocido sin antecedentes de renombre, que este caso tomó el estilo de narración de Zack Snyder y lo adaptó de manera rigurosa al nuevo film.
De hecho, si el estudio Warner hubiera querido mentir y el crédito de dirección se lo otorgaban a Snyder nadie se hubiera dado cuenta porque en términos visuales la película es un calco de la primera.
La única diferencia que se podría mencionar es que en esta oportunidad se incrementó bastante el contenido de gore. En lo personal odio las escenas de acción que se centran en el uso de la cámara lenta (salvo que sean dirigidas por John Woo, el único realizador que sabe usar ese recurso de manera correcta), además de la sangre artificial hecha con animación computada.
Sin embargo en este caso son elementos que tienen que ver con la identidad de 300.
Quejarse por esto sería como protestar que Superman vuela con una capa roja en el cine.
Aquellos que se enganchan con esta manera de trabajar la acción van a disfrutar este film ya que es un clon en materia de realización de lo que vimos en la película del 2006.
La verdad que esta nueva entrega de 300 no era necesaria pero resultó un acierto que Eva Green fuera la protagonista porque la hizo más entretenida.