Estrenado en San Petersburgo en 1890, La bella durmiente es el pináculo del ballet clásico: un matrimonio perfecto entre la coreografía de Petipa y la música de Tchaikovski, y un reto glorioso para todos los bailarines en el escenario. Es también, el trabajo insignia del Royal Ballet. Para marcar el 75º cumpleaños de la Compañía en 2006, Monica Mason y Christopher Newton reconstruyeron la mítica producción de 1946, que llevó la coreografía de Petipa, tal y como afirmó el régisseur del Imperial Ballet Nicholas Sergeyev, a un escenario y una puesta en escena desarrollados por la propia Ninette de Valois. Con los magníficos diseños originales de Oliver Messel, maravillosamente reconcebidos por Peter Farmer, y una coreografía adicional de Anthony Dowell, Christopher Wheeldon y Frederick Ashton, La bella durmiente de hoy no solo captura el espíritu del original sino que muestra que sigue siendo un trabajo vital para el Royal Ballet, creciendo y cambiando con la Compañía mientras esta celebra su pasado.