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Una de las grandes injusticias cinematográficas de este 2012.
Es una lástima que este film haya resultado un fracaso comercial y se complique de esta manera la posibilidad de volver a disfrutar de este gran antihéroe en la pantalla grande.
Dredd es una excelente adaptación cinematográfica de un ícono absoluto del cómic inglés (
más información en este link) que redime el mamarracho que se hizo en 1995 con Sylvester Stallone.
Judge Dredd no es un personaje precisamente popular, inclusive entre los fanáticos de cómics, si bien tiene su base de fans en todo el mundo que permitió que el justiciero de Mega City Uno se mantenga vigente desde 1977.
La clave del éxito de este film para mi residió en que el director Pete Travis se esforzó por hacer una película que capturara de la mejor manera posible el espíritu de la historieta.
A diferencia de otras producciones de este estilo, en este caso el guionista principal de la revista de Dredd y uno de sus creadores, John Wagner, trabajó como consultor de esta producción y eso fue muy importante también para que se brindara la representación más fiel del juez en la pantalla grande.
En este caso no optaron por narrar una historia de origen o una aventura épica sino un conflicto muy sencillo que tranquilamente podríamos encontrar en los libros que recopilan historias cortas de Dredd.
El director Travis hizo un gran trabajo con la reconstrucción del mundo en el que habita este personaje y la acción está claramente en sintonía con las cosas que se ven en el cómic.
El uso de la cámara lenta y la manera en desarrollaron un par de secuencias en que podemos ver lo que sienten los personajes bajos los efectos de una droga son magníficas y en el formato 3D se ven alucinantes, pese a que la situaciones que se retratan no son agradables.
Un problema que siempre presentó Dredd en el cine es el hecho que el personaje nunca se quita el casco en las historias. El rostro del juez es un misterio y esto para los actores de Hollywood que suelen tener un ego elevado era un grave inconveniente.
En su momento Arnold Schwarzenegger rechazó el papel por esta cuestión y Stallone aceptó el rol a cambio de que no tuviera que usar todo el tiempo el casco, algo que generó muchas críticas entre los seguidores del juez.
Por consiguiente, es menester destacar la excelente labor de Karl Urban quien se bancó el tema del casco como los dioses y brindó una gran interpretación de Dredd.
Como menciono en la nota del cómic, Judge Dredd en esencia es Harry, el sucio en el futuro.
Urban trabajó claramente este concepto en su actuación e inclusive habla como lo hacía Clint Eastwood en la saga del policía de San Francisco. Una imitación que no es casualidad.
Algo que se le podría objetar al film es que la trama carece de esa sátira hacia las corporaciones y el totalitarismo que sobresale en las historietas.
Sin embargo, por la trama que decidieron contar los productores la verdad es que tampoco tenían mucho espacio para hacerlo ya que el film se enfoca principalmente en la acción.
También hay que decirlo, no todas las historias de Dredd tienen comentario social y algunas, como el argumento de este film, sólo se concentran en los tiroteos y la aventura.
Lo más importante de todo es que sin ser perfecta la nueva producción le hace justicia a este gran cómic que contaba con un antecedente cinematográfico lamentable.
Este es el verdadero Judge Dredd.
Me encantó esta película y definitivamente la recomiendo.