Romeo y Julieta fue el primer ballet de Kenneth MacMillan, y, desde su estreno en 1965, ha sido uno de los trabajos insignia del Royal Ballet, muy popular en todo el mundo. Al principio del ballet, las escenas multitudinarias de MacMillan rebosan vida y color. Es un placer poder seguir a los personajes creados por miembros del cuerpo de ballet mientras interpretan al pueblo, a vendedores y a sirvientes de las dos familias rivales: los Montesco y los Capuleto. Sin embargo, una vez que Romeo y Julieta se conocen, todo lo demás en el escenario solo puede ser un decorado para su historia. Tres grandes pas de deux –el encuentro en el baile, la escena del balcón y la mañana posterior a la boda- expresan elocuentemente la narrativa: la timidez y fascinación adolescente, el arrebato precipitado de la declaración de amor y el dolor de la separación. La escena final de la tumba, un pas de deux con su amor sin vida, es devastadora. El Royal Ballet ha interpretado Romeo y Julieta más de 400 veces, pero cada interpretación es sutilmente diferente. Cada pareja protagonista trae nuevos matices a los personajes de los jóvenes enamorados, mientras que la riqueza de los personajes secundarios, desde el exuberante trío de prostitutas en la plaza del pueblo a la furia asesina de Teobaldo, ofrecen oportunidades para los bailarines de toda la compañía. Los sencillos diseños renacentistas de Nicholas Georgiadis, con algunos de los detalles originales restaurados recientemente, constituyen el telón de fondo perfecto.