Tres chicos de doce años –Matías, Tomás y Pedro– van a la escuela primaria juntos y cuando salen recorren las calles de su barrio jugando a la pelota o metiéndose en algún problema. Ellos viven en un barrio en los suburbios de la provincia de Buenos Aires. Pedro les enseña un revólver que posee escondido su padre y Tomás de manera intempestiva y oculta se lo roba. Que Tomás lleve siempre este revólver les acarrea, a los tres niños, más de una situación difícil, pero sólo se complica cuando Tomás lo saca en la escuela amenazando a su maestra para defender a sus amigos. Pero la situación se le va de las manos, y accidentalmente muere. Matías, Pedro y Analía, llenos de culpa por no haber podido hacer algo por su amigo, deciden huir de sus casas. Una noche ellos se suben a un tren cumpliendo una especie de anhelo de Tomás y se bajan en algún lugar de una ciudad extraña y enorme para ellos; y deambulan por las calles, entre problemas y un poco de aburrimiento. Se cruzan con varios personajes a lo largo de esa noche, pero el encuentro con un hombre mayor, un indigente casi, que les relata una parte de su vida, les hace comprender que lo único que les queda ahora es regresar a sus hogares. Visitan finalmente la tumba de Tomás, empezando así el duelo, que implicará también dejar de ser niños.