¿De qué están hechos los recuerdos? ¿Alguien puede volverlos reales, asegurar que fueron tal cual se los recuerda? ¿No son acaso los recuerdos ficciones subjetivas? EL Vestido bucea en este universo. La película plantea un supuesto “mundo real” que va poniéndose en duda con el devenir de la trama. El relato transcurre en pasado y en presente, está construido de pequeños detalles, de piezas dentro del gran puzzle, y es también espejo de sus personajes, que transitan el juego de sentirse múltiples, como copias infieles de un abanico de posibilidades inciertas. Ana y Fernando, un tiempo después, van a vivir y re- vivir esta historia desde diferentes puntos de vista. Dos visiones subjetivas sobre los mismos acontecimientos de una historia de amor clandestino que se interrumpe bruscamente. El “mundo real” puesto en jaque con la irrupción del deseo.