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A cada lado cuenta algunas historias que tienen un poco de relación con la contrucción verdadera del puente que unió a la ciudad de Rosario con la Victoria en Entre Rios.

Las historias que cuenta son muy simples, un padre olvidado por su hijo ocupado, dos solteronas que alquilan un habitación a un extranjero que trabaja en el puente, dos chicos que no conocen Rosario, y documentalista que es contratado para mostrar la construcción del puente, y con pequeñas historias adjuntas, que incluyen a un travesti, un tuerto y a un joven delincuente por ejemplo.

El cine abre grandes posibilidades para contar historias, pero historias que merezcan ser contadas, si no ¿para que sirve el cine?.

A cada lado no muestra la idiosincrasia de los habitantes de las dos ciudades, ni los cambios ni hace reflexiones sobre nada. Aparentemente es una película que quiere dejar reflexionando, pero lamentablemente la reflexión que me hago es ¿para que se hizo?

La calidad de imagen es muy mala, y al ver la mezcla que tiene con tomas hechas de la construcción, uno deduce que esta película nació con la idea de meter ficción en un documental ya filmado. O sea un “aprovechemos que nos pagaron para filmar el documental y nos largamos con una película por pocos pesos más”.

Las actuaciones son desparejas, ya que hay muy buenas y hay de las olvidables.

La película se hace larga y tediosa y dudo atraiga a un público superior a los que vieron como se filmaba la película.

A cada lado es otra película realizada para encantar a algunos pocos en un festival internacional de poca monta, pero definitivamente no para que alguien salga satisfecho después de pagar una entrada de cine.